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Edmunda y Arturo fueron linchados por una turba, ante la autoridad que legitima el “usted disculpe” #ElOpinador

Edmunda y Arturo, fueron linchados por una turba ante una autoridad que legitima el "usted disculpe" #ElOpinador

¿Qué pasa cuando el “usted disculpe” viene por el lado de la sociedad? Esa que cree que la justicia de propia mano es la solución

“Usted disculpe” una de las justificaciones más odiadas que escuchamos de la autoridad cuando por incompetencia se comete un error en la impartición de justicia.

Afectando la vida de un inocente que por una mala práctica termina pagando una sentencia por algo que no hizo. Una falta intolerable por parte de la autoridad.

Pero qué pasa cuando el “usted disculpe” viene por el lado de la sociedad. Esa que cree que la justicia de propia mano es la solución ante un Estado que no actúa con la rapidez o con la eficiencia que se requiere. ¿Qué hacer cuando por linchamiento se comete el peor de los errores en pro de la justicia o a favor de la ignorancia?

De entrada entendamos al linchamiento como una ejecución sin proceso o tumultuariamente de un sospechoso. Normalmente luego de un arresto ciudadano con la intención de aplicar justicia. Un acto fuera de la ley penado por el Estado. Un hecho provocado en ocasiones por motivos racistas, clasistas, religiosos o políticos.

La famosa Ley del Talión, se deriva del adjetivo latino talio-tale que significa igual o semejante, en referencia a la proporción que debe guardarse entre el delito y la pena. Pero si esto se desvirtúa, a dónde nos llevan estos actos sociales, en parte provocados por la frustración de la sociedad que decide hacerla de autoridad.

El artículo 17 de nuestra Constitución establece que ninguna persona podrá hacerse justicia por si misma, ni ejercer violencia para reclamar su derecho. Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán expeditos para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta, completa e imparcial.

Al final, la delgada línea entre justicia y venganza dependen de ese sentimiento negativo en cada ser humano. Actos que desde hace años han existido en nuestra sociedad pero que ahora son captados en video. El uso de la “Procuraduría General de la Justicia a la Fuerza” como lo definió el maestro Carlos Monsiváis.

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Involucrados observando con indolencia escenas que en ocasiones sobrepasan a cualquier película de terror y que ahora no sólo se normalizan, sino que se festejan ante la falsa creencia de que sólo así se hará justicia.

Edmunda y Arturo fueron linchados en el poblado de San Nicolás Buenos Aires, presuntamente por haber querido robarse a un niño en una tienda. Un acto que sigue sin quedar claro por el cúmulo de errores.

Errores que costaron dos vidas, ante una autoridad que justifica la ignorancia de sus gobernados, legitimando el usted disculpe que de nada servirá a los familiares de las víctimas o a la evolución de la sociedad.

IPR

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