
Un impecable clavado en la quinta ronda catapultó a Osmar Olvera al primer lugar del podio, quebrando la supremacía china tras dos décadas
Durante el Campeonato Mundial de Deportes Acuáticos en Singapur, Osmar Olvera sorprendió al mundo con una actuación que quedará en la historia del deporte mexicano. En una competencia reñida y dominada históricamente por China, el clavadista mexicano ejecutó una maniobra que fue determinante para llevarse la medalla de oro en la prueba de trampolín de 3 metros.
El punto de inflexión ocurrió en la quinta ronda. Luego de mantenerse entre los primeros puestos, pero sin despegarse claramente de sus competidores, Olvera realizó un clavado con un grado de dificultad de 3.8 (109C) que le valió 102.60 puntos, el más alto de toda la contienda. Fue en ese momento cuando los chinos Yuan Cao y Zongyuan Wang, considerados leyendas olímpicas, vieron esfumarse sus posibilidades.
“Yuan Cao es una leyenda olímpica en diferentes pruebas, Zongyuan Wang también, ganarles es algo que soñé y estoy muy contento de haberlo logrado, quiero seguir así y ser esa piedra en su camino”, declaró Olvera visiblemente emocionado.
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La ruta hacia el oro comenzó de forma sólida: en sus dos primeras ejecuciones, el mexicano acumuló 91.80 y 89.25 puntos, colocándose temporalmente a la cabeza. Sin embargo, algunas imprecisiones lo hicieron descender al tercer lugar para la cuarta ronda, quedando a 15 puntos del líder.
Fue entonces cuando llegó el momento decisivo. El quinto clavado no solo le devolvió el liderato, sino que le dio ventaja de medio punto sobre Yuan, lo que aumentó la tensión de cara al cierre. Con nervios de acero, Olvera completó su sexto y último salto con una dificultad de 3.9, obteniendo 97.50 puntos que sellaron su coronación.
Este triunfo no solo le dio el campeonato mundial, también significó el fin de una hegemonía china de 20 años en esta disciplina, marcando un antes y un después en los clavados internacionales.