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El COVID-19 llegó para quedarse. ¿Qué cambiará en el futuro? #ElOpinador

Con el COVID-19, los comercios se pelearán por presumir su higiene, pues ahora sabemos que el que tenga a mi lado, bien me podría contagiar

Quienes vivimos el terremoto de 1985 en México supimos qué se siente vivir un antes y un después en el País. Luego del caos aplicamos cambios que se convirtieron en cotidianidad como ahora pasará con la pandemia de COVID-19.

Dejamos de tomar agua de la llave, inicio el boom de los garrafones; aprendimos a comprar paletas de hielo con envoltura cerrada; el no corro, no grito y no empujo se volvió nuestra cultura. Y la industria de la construcción cambió para siempre.

Hoy estamos frente a nuevo Antes y Después, y parafraseando al primer ministro canadiense Justin Trudeau, esta pandemia va para largo y más vale que empecemos a adoptar las medidas sanitarias como parte de la normalidad, pues la solución tardará en llegar, no se sabe qué tan efectiva será y es un hecho que los humanos no podemos parar nuestro mundo tanto tiempo.

Así que el COVID-19 llegó para quedarse, y una vez que pase la primera fase crítica todos deberemos aprender a evitar contagiarnos en masa. Un nuevo orden que definitivamente cambiará al mundo. Con una nueva forma de concebir muchas de nuestras actividades.

Steve Hanke, profesor de Economía de la Universidad John Hopkins señala que al menos en Estados Unidos el cierre económico no se puede extender hasta junio, pues estarían enfrentando una época como la que se vio durante la Gran Depresión. Y como ese ejemplo miles, pues ya se dieron cuenta que detenerse ha dejado de ser opción. Entonces ¿cómo será nuestra nueva normalidad al levantarse la cuarentena?

Por lo pronto la sana distancia será la regla básica. Si el espacio no lo permite el uso de guantes y cubrebocas deberán ser obligatorios. Los despachadores de gel antibacterial formarán parte del mobiliario público y las botellitas se convertirán en pieza obligada de nuestros accesorios.

El lavado de manos dejará de ser optativo y poco a poco hasta el más rebelde se irá enfrentando a la nueva civilidad.

Trabajar en casa dejará de ser un lujo. Acabar con el sedentarismo, hacer ejercicio e intentar comer mejor será la nueva regla de vida, pues ya vimos de qué lado de la balanza coloca el COVID-19 a obesos y diabéticos.

Y los comercios y establecimientos se pelearán por presumir su higiene, pues ahora sabemos que de aquí en adelante al que tenga a mi lado, bien me podría contagiar.

La moda seguramente generará accesorios fashion para el rostro y el cuerpo que nos protejan del virus. Las compras en línea dirigirán al nuevo comercio y nacerá un emporio que ahora vivirá a expensas del coronavirus.

Las escuelas, tendrán mucho que trabajar en sus procesos educativos, pues ya vimos que la apuesta por la supervivencia está en el conocimiento y no en las urnas, esperando que al final el voto nunca olvide a quien se le deba agradecer o castigar.

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