
Ismael “El Mayo” Zambada, cofundador del Cártel de Sinaloa en los años 80, tiene previsto declararse culpable de narcotráfico este lunes en una corte de Nueva York.
Con esta decisión evitaría ir a juicio y recibiría una sentencia menor a la de su antiguo socio Joaquín “El Chapo” Guzmán, condenado en 2019 a cadena perpetua.
El capo sinaloense, de 77 años, fue detenido el 25 de julio de 2024 en Estados Unidos tras, según denunció, haber sido emboscado por Joaquín Guzmán López, hijo de “El Chapo”. Enfrenta 17 cargos que incluyen: la dirección de una empresa criminal continua, tráfico de toneladas de cocaína, fentanilo, metanfetaminas, heroína y marihuana; además de delitos de lavado de dinero, posesión de armas de fuego y actos violentos vinculados al cártel entre 1989 y enero de 2024.
El acuerdo con la fiscalía de Nueva York —que también absorbió un proceso abierto en Texas— establece que Zambada se declarará culpable de los delitos principales: empresa criminal continua y conspiración RICO (asociación ilícita para cometer actividades de crimen organizado). La audiencia se llevará a cabo en Brooklyn ante el juez Brian Cogan, el mismo que condenó a “El Chapo”.
Aunque la sentencia aún debe ser determinada, se espera que no alcance la severidad de la impuesta a Guzmán Loera. La fiscalía ya descartó solicitar la pena de muerte, pese a que en su caso no existía un acuerdo de extradición que lo protegiera de esa posibilidad.
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La fiscal general Pamela Bondi y altos funcionarios de agencias de seguridad estadounidenses ofrecerán una conferencia de prensa este lunes tras la audiencia, en la que se darán detalles del caso.
El proceso contra Zambada ocurre en un contexto en el que Estados Unidos ha incrementado la presión sobre México para frenar el contrabando de drogas, particularmente el fentanilo, responsable de miles de muertes por sobredosis. Además, Washington ha desplegado fuerzas navales en el Caribe para enfrentar a cárteles latinoamericanos, entre ellos el de Sinaloa y el venezolano Tren de Aragua, catalogados como “organizaciones terroristas globales”.
En meses recientes, México ha extraditado a decenas de presuntos capos a territorio estadounidense, incluido un grupo de 26 en agosto, lo que refuerza la ofensiva binacional contra el crimen organizado.
Pese a la caída de sus líderes históricos y familiares cercanos, el Cártel de Sinaloa mantiene su operación como una de las redes de narcotráfico más grandes y poderosas del mundo, apoyado en nuevas generaciones y estructuras criminales a ambos lados de la frontera.