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El milagro de Empel

Anochece, hace frio, no hay comida y las ropas y pertrechos están empapados. Ante este cuadro desolador los menos de 5000 hombres que conformaban el Tercio Viejo de Zamora, tienen que tomar una decisión. No hay más salida que entregar las armas. Esto ocurrió en 1585.

En el transcurso de la Guerra de los Ochenta Años, las tropas rebeldes comandadas por el almirante holandés, Filips van Hohenlohe-Neuestein, con más de 100 barcos hostigaban a los soldados católicos refugiados en la isla de Bommel en los Países bajos. Los barcos castigaban con artillería las cada vez más débiles posiciones de las tropas españolas.

Aun así, tras varios intentos de desembarco de las tropas holandesas repelidas por los certeros mosquetes y artilleros y ante lo que parecía un asedio largo y pesado, por la valentía de los soldados del Tercio, el almirante holandés, le ofreció una rendición honrosa, manteniendo, armas, banderas y estandartes al Maestre de Campo Francisco de Bobadilla.

En consejo con sus capitanes e infantes, la respuesta a esa oferta no tardó en llegar: “los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos después capitulación de muertos”

Ante esta negativa y tras tachar de locos a los soldados españoles, Hohenlohe decidió abrir los diques de los ríos adyacentes para inundar el campamento español. Toda la isla quedo anegada y los soldados del Tercio se atrincheraron en la única parte que aun permanecía emergida de la isla. La colina de Empel.

Con la moral por los suelos, por las pésimas condiciones y más bien pensando en una muerte honrosa, mas que en ganar la batalla, los tercios preparan sus defensas. Es en ese momento en la noche del 7 de diciembre, un soldado que cavaba una trinchera encuentró una tabla de madera, con un cuadro flamenco con la imagen de la Virgen María.

Cuadro de Dalmau Ferrer

A los pocos minutos todos conocían el hallazgo, y las tropas con una mezcla de desesperación y superstición lo toman como un símbolo divino y sube su moral. Mientras unos preparaban las defensas, otros procesionan por todo el perímetro del improvisado campamento, con la imagen que acababan de encontrar. Mientras un murmullo de oración surgía por todo el improvisado campamento.

Debió de impresionar ver a estos agerridos soldados, una de las infanterías más temibles del mundo, agotados tras una larga campaña, sucios, mojados y con un pie en la tumba, rezar durante la noche mientras el Maestre Bobadilla, lanzaba arengas a su tropa y encomienda sus tropas a la Virgen Inmaculada.

El hambre y el frío nos llevan a la derrota; el milagroso hallazgo viene a salvarnos. Velaremos por España. ¿Queréis que se quemen las banderas, se inutilice la artillería y abordemos de noche las galeras, prometiendo a la Virgen ganar o perder todos, sin quedar uno, la vida?

Repitió esta pregunta por todas las posiciones, mientras los soldados del Tercio respondían: “¡Sí, sí; queremos!”.

Es en ese momento donde se decide, que dos horas antes del amanecer y cargados con sus armas, atacar con el agua hasta el cuello a las galeras cercanas. Una verdadera misión suicida.

Durante la noche, un frio inusual castiga a ambas tropas, haciendo que los soldados holandeses, se refugien en el interior de las galeras; sin embargo al empezar el asalto planteado por los soldados españoles, fue mayúscula la sorpresa, ya que el agua semi estancada que rodeaba la colina y los barcos de los rebeldes, estaba congelada.

Con gran velocidad y con absoluta sorpresa, los menos de 5000 hombres toman por sorpresa los barcos holandeses quemando y capturando casi a la totalidad de ellos, con menos de 100 bajas por parte del ejercito español.

Esta victoria, desmoralizó completamente al bando holandés, especialmente por lo rápido que perdieron una batalla que tenían prácticamente ganada y las grandes bajas de las tropas de los Países Bajos.

En ese momento, e imaginemos dentro de una guerra de independencia, mezclada de guerra religiosa y donde los intereses económicos fueron el verdadero motivo, las palabras de Honhenloe-Neustein tienen un gran peso:

tal parece que Díos es español al obrar tan grande milagro

Los católicos holandeses, empezaron a hablar de lo ocurrido como “Het Wonder van Empel” el milagro de Empel. Ese mismo día entre vítores y aclamaciones se proclama a la Inmaculada Concepción patrona de los Tercios de Flandes e Italia.

Esta victoria, hizo que los holandeses pidieran ayuda a los ingleses e hizo más internacional el conflicto y ayudo a extender la influencia británica, en el momento de más aislamiento para la corona inglesa.

En el año 1995, el Instituto de Meteorología Holandés, publicó un estudio de efemérides, que el hecho de que el río Mosa se congelará en una noche, solo había ocurrido 1 vez desde el año 1695; año en el que se empezó a dejar constancia de los principales eventos meteorológicos en los Países Bajos.

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