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El Papa Francisco ordena investigar denuncias de abuso sexual contra cura de Chile

Tras las duras críticas recibidas durante su gira, el Papa Francisco envió un obispo a Chile para investigar los testimonios sobre el caso del obispo Juan Barros, acusado de encubrir a sacerdotes pederastas

El Papa Francisco enviará a Chile a uno de los más respetados expertos del Vaticano en delitos sexuales a fin de investigar las denuncias de que un obispo encubrió las actividades de uno de los más notorios curas pederastas del país, informó la Santa Sede el martes.

Precisó que el arzobispo de Malta Charles Scicluna viajará a Chile “para escuchar a quienes han manifestado la voluntad de dar a conocer elementos que poseen” en el caso del obispo Juan de la Cruz Barros Madrid.

La controversia sobre Barros dominó la reciente visita del Papa a Chile, donde Francisco acusó a víctimas del mentor de Barros, el reverendo Fernando Karadima, de difamarlo. Las víctimas denuncian que Barros sabía de los abusos de Karadima pero que no hizo nada. Barros rechaza las acusaciones.

El papa Francisco parecía no estar al tanto de que las víctimas sostienen que Barros sabía de lo ocurrido. El pontífice le dio su respaldo al obispo, expresando ante reporteros que creía en su inocencia.

La controversia en Chile dejó al descubierto las fallas del papa Francisco en el tema de abusos sexuales por parte de religiosos. Incluso uno de sus asesores más cercanos, el cardenal Sean O’Malley, le reprochó públicamente y trató de informarle sobre la verdad de los hechos.

Juan Carlos Claret, portavoz de los Laicos de Osorno -la asociación que agrupa a algunas de las víctimas de los abusos en Chile y que ha luchado contra la designación de Barros como obispo desde un inicio- dijo que desde hace tres años han exigido una investigación, y que colaborarán con el experto pese a que consideran que el pontífice actúa más motivado por la “presión mediática”. “Esta decisión responde no al clamor de la gente (de) Osorno”, consideró.

Destacó que también esperan que el enviado actúe con independencia y transparencia. “Necesitamos saber cuál es el fruto de esta investigación y que todos los testimonios aportados…. qué peso específico van a tener, no que se guarden bajo cuatro llaves en un sótano del Vaticano”, agregó.

Karadima, un cura carismático y de gran influencia política, fue sancionado por el Vaticano por abuso sexual de menores en 2011. Sus víctimas declararon ante fiscales chilenos que Barros y otros curas en la comunidad de El Bosque vieron a Karadima besando a niños y que sabían de sus perversiones, pero no hicieron nada.

Tras la medida contra Karadima, los obispos chilenos estaban tan ávidos de poner fin al escándalo que persuadieron al Vaticano a que obligara a Barros y a otros dos obispos a renunciar y a tomarse un sabático, según una carta de 2015.

Sin embargo, Francisco vetó el plan, argumentando que no había pruebas contra los acusados. Pese a las objeciones de los obispos locales, en enero de 2015 designó a Barros a la diócesis de Osorno. La presencia de Barros allí ha dividido a la diócesis. Tanto curas como laicos lo han rechazado y han protestado por su nombramiento.

El tema persiguió al papa desde que le dijo a un periodista chileno, en la visita a Chile, que las acusaciones contra Barros eran una difamación y que no podía hablar a menos que tenga pruebas. Francisco luego pidió disculpas por exigir pruebas a las víctimas pero insistió en su posición de que las acusaciones contra Barros no eran más que “calumnia”.

En Santiago de Chile, el obispo Barros aceptó la disposición papal de investigar su caso, según un comunicado leído el martes a la prensa por el vocero de la Conferencia Episcopal de Chile, Jaime Coiro. “(Barros) expresó que todo lo que disponga el papa lo acoge con fe y alegría, pidiendo a Dios que resplandezca la verdad”, agregó.

Para la Conferencia Episcopal chilena, la decisión del Vaticano demuestra que el paso de Francisco por Chile “ha significado para él una actitud de verdadera escucha y cercanía hacia la realidad y desafíos de la sociedad chilena y de la Iglesia”, señaló Coiro.

Scicluna fue el principal investigador de denuncias de abusos sexuales en la Congregación de la Doctrina de la Fe del Vaticano y fue instrumental en llevar a justicia al cura pederasta más notorio de Latinoamérica, el mexicano Marcial Maciel, fundador de la Legión de Cristo.

Scicluna tenía la labor de recabar testimonios de las víctimas de Maciel que por años habían sido ignorados por el Vaticano y por la dirigencia de la Legión y habían sido acusados de difamación por haber acusado a Maciel.

Scicluna, actualmente arzobispo de La Valeta, hoy en día se ha convertido en una especie de héroe para las víctimas de abusos sexuales por ser el primero en entender la dinámica del escándalo de abuso sexual dentro de la Iglesia y por haber tratado de llevar a justicia a los responsables.

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