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En corto: AMLO acorrala al Poder Judicial 

Raúl García Araujo

Está más que claro, hasta ahora, que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha ganado la batalla mediática que sostiene con la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el Poder Judicial de la Federación por la desaparición de 13 fideicomisos, que, según él, sepultan los lujos y privilegios de la llamada “burocracia dorada”.

Tenga en cuenta que, en este asunto, lejos de arriar velas, el presidente tiene implementada una estrategia comunicacional bien diseñada que contempla la descalificación, que lleve al desprestigio total de quienes históricamente se han colocado del lado de los poderosos y alejados del pueblo.

Esa campaña de desprestigio, desatada contra uno de los tres poderes de la Unión contempla la implementación de la máxima goebbeliana de la repetición, cuya efectividad está basada en la reiteración hasta el cansancio de frases, adjetivos, razonamientos y argumentaciones en favor o en contra de determinada cosa, personaje o ente público o privado.

El propósito de esa estrategia ha sido, en este caso, el de posicionar en el imaginario colectivo, la idea maniquea de que los malos de la película son los corruptos, los que lucran, a costa del dolor de la mayoría de los mexicanos, encarnada en el pueblo bueno.

Las baterías de esa estrategia han estado dirigidas, en lo particular hacia la Suprema Corte, sus ministros y en el Poder Judicial de la Federación y sus integrantes, en lo general, encaminada a minar aún más su de por sí ya débil imagen pública.

Las encuestas dan cuenta de ello, los juzgadores y el Poder Judicial son considerados como de los más corruptos en el país, apenas despuesito de los policías.

La clave de la efectividad del mensaje en esta estrategia de comunicación ha estado en la congruencia del emisor. Dice el corrillo popular que para ser marqués hay que saber mover el abanico, y vaya que el presidente López Obrador sabe moverlo.

Es un hombre venido desde abajo, que invariablemente ha visto por los de abajo, que está orgulloso de serlo, que se ha tenido que abrir brecha entre los caminos más adversos, y que se propuso pasar a la historia, enarbolando la bandera del pueblo bueno, emulando a sus referentes nacionales: Benito Juárez, José María Morelos, Francisco I. Madero, Emiliano Zapata y el general Lázaro Cárdenas del Río.

Y del lado del receptor tiene como sus enemigos, que no adversarios, a los integrantes de un Poder Judicial rico en exageración, corrompido y alejado del pueblo al que siempre han visto hacia abajo, como si fuera aún la época de la Colonia.

Los dos extremos son necios, López Obrador no cede un ápice en sus señalamientos sobre los juzgadores y su costoso aparato burocrático. Por su parte los juzgadores, encabezados por la ministra presidenta, Norma Piña, también necean, a sabiendas de que no les asiste la razón, esto a pesar de su pretensión de ir al Senado de la República para tratar de redimir sus culpas.

De haber tenido un poco de humildad no hubieran hecho caso omiso a los señalamientos iniciales de López Obrador de reducirse ligeramente sus condiciones de opulencia, renunciando a los 15 mil millones de pesos que les demanda, otro gallo les estaría cantando, en términos de imagen pública.

Ese hecho, aunado a un (inexistente) cabildeo y a una agresiva estrategia publicitaria, en la que se explotara ese guiño, como un intento de reconciliación con el pueblo, los habría reivindicado y le habrían arrebatado esa bandera al Ejecutivo y a Morena.

Pero no, la necedad de Norma Piña y sus ministros, jueces, consejeros y magistrados, conduce al Poder Judicial, en su conjunto, al despeñadero.

Es obvio que, convertidos en jueces y parte, revertirán la decisión del Legislativo y obtendrán un triunfo que “venderán” con los suyos como un logro histórico.

Sin embargo, éste será pírrico, porque el desprestigio y el rechazo social serán absolutos; la estrategia propagandística goebbeliana echada a andar desde hace tiempo, y su pésima decisión de sacar a la calle a los trabajadores a defender lo indefendible, estrangulando la movilidad en la Ciudad de México, los ha terminado de minar socialmente.

Su suerte estará echada porque están dando una preciada bandera política a Claudia Sheinbaum, que usará y explotará en su campaña política, lo que le dará buenos dividendos porque quien a estas alturas está a favor de abusos y despilfarros, como los que hay en el Poder Judicial.

Por eso se explica el éxito de todo el arsenal de acusaciones en contra de quienes nombró la “burocracia dorada”, y a quienes no dejará de señalar desde el púlpito presidencial (la conferencia mañanera) de ser corruptos y de no hacer nada por los pobres de nuestro país.

Si bien es cierto que no se puede hablar de México como un país de leyes, esto gracias a la participación del Poder Judicial, también lo es, que quienes trabajan ahí han abusado del presupuesto de la Federación.

Los principales beneficiarios de las canonjías que existen en la Suprema Corte de Justicia de la Nación son los ministros que la integran, quienes se llevan una tajada de dinero y privilegios, los cuales ha documentado el presidente. Pero también han beneficiado su séquito de colaboradores y demás empleados.

Lo que no ha dicho el presidente, para no confrontarse con la clase trabajadora, pero que es una realidad, es que quienes trabajan en la SCJN y el Poder Judicial de la Federación, no sólo tienen un pago mensual de 12 meses, como ocurre en todas las instancias de gobierno, sino que son 30 quincenas las reales, lo que se les paga en un año, claro dejando de lado su aguinaldo y demás prestaciones.

Es decir, contrario a otros burócratas, llámese presidencias municipales, gobiernos estatales, gobierno federal y organismos desconcentrados, los del Poder Judicial de la Federación, en el mes de enero, además de recibir el pago por sus servicios durante estos 30 días, también reciben un bono adicional por otros 30 días.

La misma situación se presenta en el mes de junio, y de igual modo en el mes de diciembre, que, haciendo cuentas, para los trabajadores de la Corte y el Poder Judicial, su año es de 30 quincenas, más aguinaldo y demás beneficios, como los siguientes: 

Seguros médicos de gastos mayores, en los que, con la complicidad del área de recursos humanos de la Corte, las aseguradoras, los hospitales y cirujanos de éstos, la cúpula, trabajadores y familiares del primer núcleo del poder judicial, se realizan cirugías estéticas, disfrazadas de sanitarias, con costos extremadamente elevados.

Adicionalmente cuentan con seguros para sus autos y los de cinco familiares y/o amigos; sus jugosos recursos por su fondo de retiro; servicio de comedor a costo ridículo, ayuda para adquisición de lentes para ellos y sus familiares; reconocimientos monetarios, con diploma y medalla conmemorativa por cada cinco años de servicio acumulado, así como por el día del padre, la madre, del trabajador del Poder Judicial.

Todo eso es lo que los trabajadores del Poder Judicial salen a defender a las calles, azuzados por la ministra Norma Piña, con el garlito de que, si no lo hacen, perderán todo eso y más.

No obstante, en el pecado llevan la penitencia, al salir a manifestarse lo que hicieron fue exhibirse y exhibir sus inmejorables condiciones de vida con ropa, calzado y bolsas de marca; lentes de excelente calidad.

Todo eso se ha podido apreciar a través de las redes sociales y los medios televisivos, que lejos de su propósito de ayudarlos, los ha terminado de perjudicar al exhibirlos crudamente.

Esa es la razón por la que ahora, los trabajadores del Poder Judicial protestan en las calles y van a paro nacional, así como lo hacen médicos, bomberos y demás trabajadores de las diversas áreas de gobierno, claro a estos últimos no les pagan ni tienen acceso a los privilegios de los primeros.

En resumen, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, es un hombre obstinado, acostumbrado a dar y recibir golpeteo político, por lo que no dejará el tema de los ministros, magistrados y jueces, hasta que el colectivo y la mayoría de los mexicanos, exijan al Gobierno de la República, del color que sea, terminar con la bien llamada “burocracia dorada”.

En Cortito: En temas de salud, nos cuentan que existe un método de vanguardia para el diagnóstico de cáncer de mama.

El cáncer de mama puede ser curable si se detecta a tiempo; por ello, es importante que las mujeres con lesiones sospechosas de malignidad accedan a métodos diagnósticos para identificar la naturaleza del tumor y, a partir de ello, iniciar el tratamiento adecuado.

Uno de los más seguros y eficaces es la biopsia asistida por aspiración al vacío, la cual es una técnica ambulatoria que emplea tecnología de vanguardia para obtener, con un alto grado de efectividad y seguridad, muestras de tejido sospechoso.

Se basa en el empleo de un dispositivo que extrae muestras hasta diez veces más grandes que las obtenidas con otras técnicas. Además, requiere una sola punción (otros métodos exigen más de una) y puede remover parcialmente ciertas lesiones, reduciendo así la necesidad de cirugía cuando los resultados iniciales son benignos.

La buena noticia es que el procedimiento se ofrece a pacientes del Instituto Nacional de Cancerología (INCAN), del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” y de algunos hospitales del IMSS y del ISSSTE. También está disponible en gabinetes privados.

De acuerdo con el INEGI, en 2021 se registraron 7,973 muertes por cáncer de mama, de las cuales 99.4 % fueron mujeres y 0.6 %, hombres.

¡Enhorabuena por esta tecnología diagnóstica a favor de las mujeres!

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