
La reciente violencia en Sweida reflejó el papel de Israel en la defensa de los drusos, comunidad que, aunque dispersa, mantiene vínculos con el Estado judío
Los recientes enfrentamientos en la provincia de Sweida, Siria, dejaron expuesta la compleja situación de la minoría drusa, que enfrenta tensiones tras la caída de Bashar al-Assad, mientras en Israel se vive una creciente solidaridad con esta comunidad. Tras días de violentos choques que provocaron más de 500 fallecidos, se anunció un frágil alto el fuego entre las autoridades de Damasco y los líderes drusos, con el compromiso de retirar tropas gubernamentales de la región y reintegrar la provincia al nuevo Estado sirio.
El conflicto se desató tras un audio viral en redes que desató tensiones sectarias, pese a ser calificado como montaje. Este incidente reavivó viejos temores entre los drusos, recordando la masacre de 2018 a manos de ISIS, y provocó la movilización de milicias de autodefensa en Sweida. Los combates, que comenzaron con choques entre comunidades locales y extremistas sunitas, derivaron en enfrentamientos directos con el ejército sirio, al que los drusos acusan de complicidad con grupos armados hostiles.
Te puede interesar: Israel intensifica ataques aéreos en Damasco y golpea Ministerio de Defensa
Ante las noticias que llegaban desde Siria, líderes y ciudadanos drusos en Israel reclamaron acciones al gobierno para proteger a sus hermanos. “Trabajamos para salvar a nuestros hermanos drusos”, declaró el primer ministro Benjamin Netanyahu, quien llamó a los ciudadanos a no cruzar la frontera mientras Israel realizaba operativos militares en Siria para proteger a la comunidad drusa.
La intervención israelí incluyó ataques a convoyes militares y posiciones del ejército sirio, además de la evacuación de heridos drusos a hospitales en Israel y el envío de ayuda humanitaria a las zonas afectadas. En un hecho sin precedentes, ciudadanos drusos israelíes cruzaron la frontera para ayudar a sus familiares, mientras otros en el Golán mostraron apoyo a la acción de Israel, reflejando el cambio de percepción tras años de guerra civil en Siria.
El conflicto druso en Siria ocurre en un momento en que Israel y Siria exploraban una posible normalización de relaciones, alentada por presiones de Estados Unidos tras la caída de Assad. Sin embargo, la reciente masacre ha enturbiado los acercamientos, obligando a Jerusalén a reevaluar su postura frente al nuevo gobierno sirio de Ahmed al-Sharaa.
“Todo dependerá de cómo se comporte este régimen”, comentó un funcionario israelí, admitiendo que las expectativas de normalización se han debilitado tras la reciente escalada. Mientras tanto, la comunidad drusa internacional observa con cautela el desarrollo de la tregua alcanzada en Sweida, conscientes de que un nuevo estallido de violencia podría arrastrar a Israel a un conflicto más profundo en territorio sirio, bajo el compromiso de proteger a una comunidad que ha mostrado lealtad y sacrificio en suelo israelí.
El caso druso refleja no solo las fracturas sectarias de Siria pos-Assad, sino también cómo Israel se ha convertido en un garante de seguridad para una minoría que, a pesar de sus raíces árabes, mantiene un firme vínculo con el Estado judío, un lazo que se refuerza cada vez que la violencia amenaza con borrar a esta comunidad de su tierra natal.