Entre Procusto y Yalitza, ¿por qué nos arde tanto el triunfo de otro mexicano?

Conocen a alguien con el Síndrome de Procusto o siendo sinceros, ¿has llegado a padecerlo alguna vez? Por lo pronto esperemos que a los mexicanos les vaya bien en los Oscar mientras se acaban las portadas 

Había una vez, en las colinas de Ática un hombre llamado Procusto, quien era dueño de una posada, en la cual tenía una cama de hierro que ofrecía a los viajeros. Una vez dormidos, los amarraba a las cuatro esquinas y si el cuerpo de la víctima era más largo que la cama, entonces les cortaba las partes que sobresalían.

Si resultaba que eran más pequeños, los estiraba para luego cortarles pies, manos o cabeza. Sus fechorías terminaron cuando Teseo lo reto a colocarse en la cama para saber si le quedaba perfecta. Cuando Procusto hizo esto, Teseo lo amarró y con una hacha acabó con el malvado de la misma forma que él lo hizo con sus víctimas.

Este domingo se llevará a cabo la nonagésima primera entrega del Oscar, un evento que tendrá a millones de mexicanos atentos, pues Yalitza Aparicio está dentro de las nominadas como mejor actriz, un suceso que ha sacado lo mejor y lo peor de muchos mexicanos. Y es que, ¿por qué nos arde tanto, el triunfo de otro mexicano?

Para ello retomaré la historia que les conté, pues resulta que el Síndrome de Procusto ha sido utilizado para definir situaciones de intolerancia cuando alguien no se ajusta a lo que el resto hace o piensa. Una situación que hace que las personas que lo padecen no toleren la grandeza de otros, o que gustan de copiar los sueños y metas de los demás, para adaptarlos a sus limitaciones mentales.

Quienes padecen este síndrome se la pasan diciéndole al resto que sus proyectos son irrealizables y que nunca los alcanzarán. Les afecta emocionalmente estar frente a una persona que tenga la razón y les haga ver su error. Creen saberlo todo y juzgan desde su egocentrismo. Hablan de trabajar en equipo pero en la realidad, o se roban las ideas o hacen su voluntad sin escuchar a los demás.

Les da miedo conocer a gente que le vaya bien, que sean más inteligentes o con capacidades que ellos jamás tendrán. Son capaces de cambiar su forma de pensar con tal de evidenciar los errores en los otros, y no, no estoy hablando de ningún diputado. Y peor aún, busca cómplices que los ayuden a acabar con aquellos que destaquen.

Entonces a quién le suena esta situación. Conocen a alguien con el Síndrome de Procusto o siendo sinceros, ¿has llegado a padecerlo alguna vez?

Por lo pronto esperemos que a los mexicanos les vaya bien en los Oscar mientras todo es color de rosa, pues en unos meses nos enfrentaremos a una posible y triste realidad, ese momento en donde haya pasado la moda de lo políticamente correcto, se acaben las portadas y se apaguen las marquesinas. Y nos volvamos a preguntar, si realmente, todos somos Yalitza… o Procusto.

 

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