
Una escultura que evoca el ataque contra Trump en 2024 fue vista recientemente en el despacho presidencial, aunque aún se desconoce su origen y autoría
En medio de la rutina presidencial, una pieza inusual ha llamado la atención dentro del Despacho Oval: una escultura de bronce que representa el intento fallido de asesinato contra Donald Trump ocurrido durante la campaña electoral de 2024. Esta representación, cargada de simbolismo para sus seguidores, fue captada por las cámaras mientras el actual presidente firmaba órdenes ejecutivas el pasado 9 de mayo.
La escultura, de aproximadamente 30 centímetros de alto, retrata al entonces candidato republicano levantando el brazo derecho con el puño cerrado, justo después de haber recibido un disparo en la oreja durante un mitin en Butler, Pensilvania, el 13 de julio de 2024. A su lado, tres agentes del Servicio Secreto son mostrados protegiéndolo, en una escena que remite a la famosa fotografía tomada segundos después del ataque, imagen que se volvió viral y que, para muchos simpatizantes, consolidó la imagen de Trump como un líder firme ante la adversidad.

La Casa Blanca difundió una imagen oficial en la que se observa la escultura colocada sobre el histórico Resolute Desk, aunque no ofreció información sobre su procedencia, el artista que la realizó o el momento en que fue incorporada al despacho presidencial. La omisión de detalles ha despertado especulaciones en medios y redes sociales sobre el significado que podría tener su presencia en ese espacio emblemático.
Según reportes de Fox News, la pieza recuerda el estilo del escultor Stan Watts, conocido por su obra de corte patriótico y su inclinación a representar escenas de profundo simbolismo nacional. Aunque no se ha confirmado oficialmente su autoría, algunos observadores han señalado similitudes con otras esculturas firmadas por Watts, quien ha trabajado en monumentos conmemorativos a lo largo de Estados Unidos.
En paralelo, la organización The Trump Statue Project ha lanzado una campaña de financiamiento colectivo con el objetivo de crear una versión a gran escala de esta misma escena. La propuesta contempla una estatua de 2.7 metros de altura que conmemore tanto el atentado frustrado como la respuesta decidida del expresidente y los agentes que lo protegieron. De concretarse, esta versión monumental se erigiría como un homenaje público a lo que seguidores describen como “el momento que definió su liderazgo”.
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Para los simpatizantes de Trump, la presencia de esta escultura no es un simple adorno. Es vista como una afirmación visual de la narrativa que lo proyecta como una figura resiliente y como un símbolo del supuesto ataque contra el movimiento político que representa. “Es más que una imagen. Representa la fortaleza del presidente y el espíritu de quienes creen en él”, opinan algunos miembros de su base política.
A falta de un pronunciamiento oficial sobre la razón de su instalación en el Despacho Oval, la escultura ha provocado reacciones encontradas. Para unos, es una pieza inspiradora; para otros, un gesto políticamente cargado. Lo cierto es que su aparición en el centro de poder más influyente del mundo ha abierto la puerta a nuevas interpretaciones sobre cómo el actual mandatario construye su legado simbólico desde la Casa Blanca.