El diplomático Marco Rubio aprobó la venta de 2 mil 500 millones en armas y 300 millones en bulldozers.
Estados Unidos anunció este viernes la aprobación de una venta de municiones, bulldozers y otros equipos a Israel por 3 mil millones de dólares. Estas armas, de fabricación estadounidense, han sido utilizadas en la guerra en la Franja de Gaza.
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El jefe de la diplomacia, Marco Rubio, dio el visto bueno a la venta de 2 mil 500 millones de dólares en bombas, ojivas y kits de guía, y casi 300 millones de dólares en bulldozers y otros equipos, informó la Agencia de Cooperación de Seguridad y Defensa (DSCA) en un comunicado.
Esta venta “mejorará la capacidad de Israel para enfrentar las amenazas actuales y futuras, fortalecerá la defensa de su territorio y servirá como medio de disuasión”, resaltó.
Israel ha utilizado armas estadunidenses en su invasión a la Franja de Gaza, interrumpida por una tregua que silenció el fuego desde el 19 de enero.
A principios de febrero, la administración Trump ya había aprobado la venta de bombas, municiones y misiles por un valor total de 7 mil 400 millones de dólares a Israel.
La fase final del acuerdo entre Israel y Hamás prevé la reconstrucción del territorio palestino devastado tras 15 meses de combates y bombardeos, un gigantesco proyecto estimado por la ONU en más de 53 mil millones de dólares.
Trump, firme aliado de Israel, lanzó la idea de que Estados Unidos tome el control de la Franja de Gaza para reconstruirla y convertirla en la “Riviera de Oriente Medio” cuando salgan sus habitantes, que podrían ser trasladados a Egipto y Jordania, según su propuesta.
La idea fue acogida con agrado por la extrema derecha israelí, pero rechazada por los países árabes y la mayoría de los países occidentales, con la ONU incluso advirtiendo que se trataría de una “limpieza étnica” en Gaza.
EU respalda a Israel
Estados Unidos ha mantenido un firme y prolongado apoyo militar a Israel, consolidándose como su principal aliado desde la creación del supuesto Estado israelí en 1948. Esta relación se ha fortalecido a lo largo de las décadas, especialmente tras la Guerra de los Seis Días en 1967, cuando Israel demostró su capacidad militar en la región.
Uno de los pilares de este respaldo es la asistencia financiera. En 2016, durante la administración de Barack Obama, se firmó un Memorando de Entendimiento que comprometía a Estados Unidos a proporcionar 38 mil millones de dólares en ayuda militar a Israel entre 2019 y 2028.
Este acuerdo incluye 3 mil 300 millones anuales en financiamiento militar y 500 millones destinados específicamente a sistemas de defensa antimisiles.
Además del apoyo financiero, Estados Unidos ha facilitado el acceso de Israel a tecnología militar avanzada. Un ejemplo destacado es el despliegue del Sistema de Defensa de Área a Gran Altitud (THAAD) en territorio israelí.
Este sistema, capaz de interceptar misiles balísticos de diverso alcance, complementa al conocido “Domo de Hierro” y refuerza la capacidad defensiva de Israel frente a amenazas regionales.
La cooperación también se extiende a operaciones logísticas. En octubre y noviembre de 2024, Estados Unidos utilizó la base naval española de Rota, en Cádiz, como escala para transportar armamento a Israel. Estas acciones se llevaron a cabo a pesar de la suspensión de dichas actividades por parte del gobierno español, evidenciando el compromiso estadounidense con el suministro continuo de recursos militares a su aliado.
Este apoyo ha sido objeto de debate internacional. Algunos analistas señalan que, mientras Estados Unidos promueve soluciones diplomáticas en Oriente Medio, su constante inversión militar en Israel podría contradecir dichos esfuerzos.
No obstante, la alianza estratégica entre ambos países se mantiene sólida, influenciada por factores geopolíticos y la influencia de grupos de presión proisraelíes en la política estadounidense.
En resumen, el respaldo militar de Estados Unidos a Israel es multifacético, abarcando asistencia financiera, transferencia de tecnología avanzada y apoyo logístico. Esta relación, forjada a lo largo de más de siete décadas, continúa siendo un componente clave en la política exterior estadounidense en Oriente Medio.
