
En Mendoza, la pérdida de un oso de peluche esencial para un niño con trastorno del espectro autista derivó en una situación de chantaje, donde los extorsionadores exigieron una suma considerable para su devolución.
En la localidad de Tunuyán, provincia de Mendoza, Argentina, una familia vivió momentos de angustia cuando su hijo Ramiro, de siete años y diagnosticado con trastorno del espectro autista (TEA), perdió a “Tito”, su oso de peluche gris que lo acompaña en su vida diaria y terapias. La madre, Ayelén, al percatarse de la pérdida en una plaza local, recurrió a las redes sociales solicitando ayuda y ofreciendo una recompensa de 100,000 pesos argentinos para quien devolviera el peluche.
La publicación se viralizó rápidamente, pero en lugar de recibir ayuda solidaria, la familia fue contactada por una pareja que afirmaba tener el peluche y exigía 200,000 pesos argentinos para su devolución, el doble de la recompensa ofrecida. Además, amenazaron con “desaparecer” al peluche si no se cumplía con el pago.
Durante varios días, la familia enfrentó un proceso agotador de negociaciones, con constantes cambios en las condiciones y malos tratos por parte de los extorsionadores. Finalmente, tras varios intercambios, la entrega se concretó en una casa del Barrio Bombal, donde Ramiro pudo recuperar su peluche.
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Ayelén expresó alivio tras recuperar el objeto de apego de su hijo y agradeció el apoyo de la comunidad y de los medios. Sin embargo, destacó que el costo final fue menor al pedido original de los extorsionadores, debido a la mala actitud de estos durante las negociaciones.
Este incidente pone de manifiesto la vulnerabilidad de las familias con niños con necesidades especiales y la importancia de la empatía y solidaridad en la comunidad. Además, resalta la necesidad de estar alerta ante posibles intentos de extorsión que se aprovechan de situaciones sensibles.