
Según el Feng Shui, la ubicación de la cama influye en el flujo de energía, la calidad del sueño y el equilibrio emocional en la vida diaria
Con más de tres milenios de historia, el Feng Shui es una filosofía china que busca armonizar los espacios para favorecer la salud, la tranquilidad y la prosperidad. Dentro de esta práctica, la cama es un elemento clave, ya que su ubicación puede influir en el flujo de energía de la vivienda y, con ello, en el bienestar general de sus habitantes.
Especialistas recomiendan colocar la cama en la denominada posición de mando. Esto implica apoyar la cabecera contra una pared firme y tener una vista clara de la puerta de la habitación sin quedar alineado de forma directa con ella.
También se aconseja evitar ventanas justo encima de la cabecera, ya que generan sensación de presión y pueden afectar el descanso. Según esta filosofía, esta disposición fomenta seguridad y control, factores esenciales para atraer energías positivas y estabilidad emocional.
El Feng Shui advierte que dormir con la cama alineada a la puerta puede provocar fuga de energía o sha chi, lo que se traduce en insomnio, nerviosismo o agotamiento.
En cuanto a la orientación, se sugieren distintas posiciones: hacia el norte o este para mejorar salud y estabilidad; al sureste para fomentar prosperidad y éxito; y hacia el suroeste para fortalecer relaciones y armonía familiar. La elección final puede adaptarse al número Kua, un cálculo personalizado basado en la fecha de nacimiento.
Más allá de la ubicación, esta filosofía aconseja mantener la habitación despejada, sin dispositivos electrónicos encendidos ni espejos que reflejen la cama, para evitar distracciones y dispersión de energía. El Feng Shui no es únicamente una tendencia decorativa, sino una herramienta que, para sus practicantes, permite vivir en equilibrio con el entorno y dar un paso hacia una vida más plena.