La Fernandomanía estalló con toda clase de escenas de euforia con programas especiales y portadas dedicadas a Fernando Valenzuela
El 9 de abril de 1981, una lesión en la pantorrilla del pitcher de los Dodgers Jerry Reuss, poco antes del juego inaugural envió a Fernando Valenzuela directo a la loma de las responsabilidades para abrir la temporada contra los Astros de Houston, en ese momento, nadie sabía quién era, ni lo que pasaría, y fue tal el fenómeno, que el Toro embistió el inicio de la campaña con 63 innings lanzados y solo 4 carreras admitidas, ocho victorias al hilo, cinco por blanqueada incluyendo el juego de su debut, había arrancado la Fernandomanía.
Los estadios se llenaban, el público latino no dejaba pasar la oportunidad de verlo, además de que llamaba la atención por no tener las mismas características físicas de los demás pitchers.
Sumado a eso, tenía una peculiar forma de lanzar, con la mirada al cielo, y su típico screwball, con el que ponchaba a los mejores bateadores de la Liga.
El coach Tom Lasorda se llenó de confianza cada que el mexicano subía a la lomita, y con él, los Dodgers llegaron a la serie Mundial ante los Yankees de Nueva York, perdieron los primeros dos juegos, para el tercero, El Toro tenía que responder, era el momento de ver si estaba hecho para los grandes partidos.
Fernando apagó con su tirabuzón la pólvora de los bombarderos del Bronx, lanzó la ruta completa y ganó ese duelo cinco carreras a cuatro, un impulso que llevó a los Dodgers a darle la voltereta a la serie 4 a 2 y a coronarse como los campeones del clásico de otoño del 81.
⚾ El 9 de abril de 1981, Fernando Valenzuela, tuvo su primer juego con los Dodgers de Los Ángeles. Comenzó la "Fernandomanía", los estadios se llenaron para ver su peculiar lanzamiento mirando al cielo desde la "lomita" #AbreLosOjos @FranciscoZea @LopezOlvera por @ImagenTVMex pic.twitter.com/1lWw7kxdZP
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En esa primera campaña Fernando lo ganó todo, el premio de Novato del Año y el Cy Young, al ser considerado el mejor pitcher de la Liga Nacional.
En la década de los 80s, Valenzuela se volvió el deportista mexicano más popular, muchas personas se reunían para ver los juegos por televisión y los Estadios estaban a tope, nadie se quería perder los lanzamientos del zurdo que había colocado a su Etchohuaquila, en el mapa.
El impacto que generó Fernando no solo era dentro del diamante, las ruedas de prensa juntaban a decenas de periodistas, quienes en los primeros años tenían que ser apoyados por un traductor, para que Valenzuela entendiera las preguntas.
La Fernandomanía estalló, toda clase de escenas de euforia en los Ángeles, en los Estados Unidos y por supuesto en México, con programas especiales de radio y televisión, portadas de revistas y de periódicos en los que siempre con su semblante serio y humilde lanzaba de pronto una sonrisa que conquistaba a los fanáticos.
Convocado a seis juegos de estrellas, el Toro será recordado por su aparición en el de 1986, Valenzuela ponchó a cinco bateadores en fila de la Liga Americana entre ellos a Carl Ripken Jr, empatando un récord que desde 1934 le pertenecía a Carl Hubbell. Además ese año luego de tener 26 juegos ganados, la mayor cantidad en la Liga Nacional, el Toro ganó el Guante de Oro.
Por si esto fuera poco, Valenzuela a pesar de ser lanzador, era un hit como bateador e incluso ganó tres veces el bat de plata por sus actuaciones con el tolete en tres ocasiones.
Tom Lasorda utilizaba al toro como una mula de carga en agosto de 1982, en un juego contra los cachorros de Chicago que duró dos días y 21 entradas, en la última, Los Dodgers se quedaron sin banca y el pingüino Cey fue expulsado del juego, Pedro Guerrero ocupó la tercera base en su lugar, y Fernando recordó su infancia, jugó de jardinero derecho, los Dodgers ganaron el juego, pero esa no fue la única vez, siete años después, en junio de 1989 la novena de Los Ángeles impuso un doble récord, jugaron 53 entradas en tres días en dos diferentes ciudades, el primero de estos partidos contra los Astros de Houston duró 22 entradas.
A pesar de que Valenzuela no fue protagonista en el segundo título de los Dodgers en la Serie Mundial de 1988, debido a una lesión, sí estuvo dentro de la escuadra que salió campeona.
Con información de Andréz Ruíz
IPR
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