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Gina Haspel, propuesta para dirigir la CIA, es vinculada con cárcel secreta donde se torturaba

Gina Haspel es la primera mujer que dirigiría la CIA, pero su papel como responsable de operaciones clandestinas en prisiones secretas donde los presos eran torturados puede representar una mancha

La persona escogida por el presidente Donald Trump para dirigir la CIA, la primera mujer en ese puesto, es una espía de carrera y fue jefa de una cárcel de la agencia en Tailandia donde los sospechosos de terrorismo eran sometidos a una técnica de interrogatorio cruel pero que el presidente apoya.

Trump tuiteó el martes que el director de la CIA, Mike Pompeo, reemplazará al secretario de Estado, Rex Tillerson, y que escogió a Gina Haspel de 61 años para ocupar el vacío dejado por Pompeo.

La orden provocó una investigación del Departamento de Justicia que culminó sin que se formularan acusaciones.

Haspel, que tiene amplia experiencia en el exterior, fue durante un breve periodo la jefa de una cárcel secreta de la CIA donde los sospechosos de terrorismo Abu Zubayadah y Abd al Rahim al-Nashiri fueron sometidos en 2002 a la técnica también llamada ‘submarino’, según agentes de inteligencia en activo y retirados que hablaron bajo la condición de anonimato.

Más de una década después del abandono de esa práctica, la CIA aún está acosada por el recuerdo de una técnica que el gobierno estadounidense consideraba tortura antes de que el gobierno de George W. Bush la autorizó para sospechosos de terrorismo. No hay indicios de que Trump quiera reanudar ese programa de detención e interrogatorio.

Haspel, quien ingresó a la CIA en 1985, ha sido jefa de diversos puestos de avanzada en el exterior. En Washington ha sido subdirectora del Servicio Nacional Clandestino y del Servicio Nacional Clandestino para Inteligencia Extranjera y Acciones Encubiertas.

Cuando se la designó subdirectora de la CIA, varios funcionarios veteranos y el exdirector James Clapper la elogiaron, pero la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) y otros defensores de los derechos criticaron la elección de una persona que participó del programa de interrogatorios con la técnica del ‘submarino’.

Un informe secreto sobre el programa de torturas de la CIA se realizó en 2014 por la Comisión de Inteligencia del Senado, pero el presidente actual de esta comisión (un republicano) intenta desde hace varios meses reunir todas las copias, para evitar filtraciones.

Los demócratas creen que se quiere destruir todas las copias del informe y que la verdad sobre el programa de la CIA nunca vea la luz. Este informe, de 6,700 páginas, detalla los métodos de interrogatorio y las controvertidas condiciones de detención de los sospechosos, contra los que se utilizan técnicas prohibidas como la simulación de ahogamiento (‘waterboarding’) o la privación del sueño.

Por su parte, Edward Snowden (exempleado de la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU) manifestó a través de un mensaje de Twitter que la nueva directora de la CIA correría el riesgo de ser arrestada si entra en el territorio de la Unión Europea debido a una denuncia del Centro Europeo para los Derechos Constitucionales y Humanos al fiscal federal de Alemania.

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