
Greta Thunberg vuelve a los titulares tras apoyar una misión humanitaria hacia Gaza, gesto que ha renovado el debate sobre su activismo y sus causas
Greta Thunberg, conocida internacionalmente por su activismo climático desde temprana edad, ha vuelto a atraer la atención de los medios debido a su postura reciente en favor de la población civil en Gaza. La joven sueca participó en un intento por llevar ayuda humanitaria a esta región, lo que generó reacciones a nivel mundial tras la intervención de fuerzas israelíes que impidieron el arribo de la embarcación en la que viajaba.
Nacida el 3 de enero de 2003 en Estocolmo, Thunberg se convirtió en un referente global en 2018 cuando, con solo 15 años, dejó de asistir a clases los viernes para protestar frente al Parlamento sueco exigiendo acción contra la crisis climática. Así surgió el movimiento “Fridays for Future”, que pronto se extendió a diferentes países y movilizó a millones de jóvenes a nivel global.
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Además del cambio climático, Greta ha tomado postura sobre otros temas internacionales. Se ha pronunciado en contra de la invasión rusa en Ucrania y ha expresado solidaridad con las víctimas del conflicto entre Israel y Hamas. En su más reciente acción, formó parte de un grupo de activistas que zarpó desde Italia rumbo a Gaza con suministros humanitarios. La misión fue interrumpida al ser interceptada cerca de Egipto por las fuerzas israelíes, quienes confiscaron el barco.
Su preocupación por el medio ambiente comenzó a los ocho años, cuando conoció la problemática del calentamiento global. Desde entonces adoptó una dieta vegana y decidió evitar los viajes en avión por su impacto ambiental. A los once, fue diagnosticada con síndrome de Asperger, lo que, según ha declarado, le permite enfocarse con intensidad en sus convicciones.
A pesar de haber empezado con manifestaciones solitarias, su influencia escaló rápidamente. El 20 de septiembre de 2019 más de cuatro millones de personas participaron en una huelga climática mundial, una de las más grandes en la historia. Ese mismo año, Thunberg habló ante la Cumbre Climática de la ONU, donde acusó a los líderes del mundo de haberle “robado su infancia” por no actuar ante la emergencia ambiental. También se ha presentado en foros como Davos, donde denunció la pasividad ante una crisis que, según ella, mantiene al planeta “en llamas”.
Aunque ha sido nominada al Premio Nobel de la Paz durante cuatro años consecutivos, no lo ha obtenido. En cambio, recibió el Premio Right Livelihood, también conocido como el “Nobel alternativo”, y fue elegida Persona del Año por la revista Time en 2019.
Greta ha adoptado una visión interseccional de la crisis climática. Asegura que no puede analizarse sin tomar en cuenta problemas estructurales como la desigualdad económica, el racismo y la violencia. Para ella, las regiones más vulnerables del sur global enfrentan las peores consecuencias del cambio climático, pese a que son los países industrializados quienes han generado el mayor daño.
Como figura pública, Thunberg ha enfrentado críticas constantes. Políticos y detractores conservadores han cuestionado la gravedad de sus advertencias, su edad e incluso la congruencia de sus acciones. “Ha sido acusada de exagerar el cambio climático y desobedecer a las autoridades durante manifestaciones”, señalan sus críticos. También se le ha reprochado utilizar medios de transporte que contradicen su discurso ambientalista.
Quienes quieran profundizar en sus ideas pueden consultar sus libros No One Is Too Small to Make a Difference y The Climate Book. También está disponible el documental I Am Greta, producido por Hulu y la BBC, donde se retrata su evolución desde la primera protesta escolar hasta su llegada a las Naciones Unidas. Thunberg continúa compartiendo su trabajo en plataformas como Instagram, TikTok y X.
El compromiso de Greta Thunberg no se limita al medio ambiente. Hoy en día, encabeza causas que buscan justicia social y derechos humanos, como lo demuestra su más reciente intento por auxiliar a la población de Gaza. Aunque sus acciones dividen opiniones, es innegable que ha conseguido posicionar la agenda climática y humanitaria en el centro del debate global.