
A un año de asumir dicho cargo, reconoce que ha enfrentado tensiones políticas y críticas personales que han marcado su gestión.
Sergio Gutiérrez Luna afirmó que su periodo como presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados se ha caracterizado por fomentar el diálogo y preservar la gobernabilidad parlamentaria.
Sin embargo, su administración ha sido cuestionada por aparentes inconsistencias en su estilo de vida. Reportes de prensa y registros oficiales revelan propiedades y bienes a nombre suyo y de su esposa, la diputada Diana Karina Barreras, con valores que superan lo declarado oficialmente como ingresos públicos. Además, se le ha señalado por supuestos gastos excesivos en viajes y eventos, lo que ha generado una percepción de ostentación en una función que, por su naturaleza, debería mantener un perfil austero.
Frente a estas acusaciones, Gutiérrez Luna sostiene que su patrimonio es resultado de años de trabajo y asegura haber cumplido con las obligaciones legales en materia de transparencia y declaración patrimonial. Aun así, legisladores de la oposición han solicitado una investigación detallada sobre el origen de sus recursos.
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A punto de concluir su periodo, el diputado describe su gestión como una etapa de “aprendizaje y firmeza”, afirmando que cumplió con el objetivo de respetar la pluralidad. También admite que en política los cuestionamientos son inevitables.
Finalmente, Gutiérrez Luna confía en que su legado será el de una presidencia enfocada en el diálogo, aunque reconoce que serán los resultados de las indagatorias y la percepción ciudadana los que determinarán el impacto real de su paso por la Cámara de Diputados.