
El humo blanco en Roma marca el inicio del pontificado de Robert Prevost como León XIV, elegido este 8 de mayo por el cónclave cardenalicio
La Iglesia católica inicia una nueva etapa con la elección del cardenal estadounidense Robert Prevost como Papa, quien asume el nombre de León XIV y sucede a Francisco, fallecido el pasado 21 de abril a los 88 años. La histórica designación ocurrió en el segundo día del cónclave en la Capilla Sixtina, donde 133 cardenales deliberaron hasta alcanzar el consenso tras cuatro rondas de votación.
A las 10:00 horas, tiempo del centro de México, la tradicional fumata blanca emergió de la chimenea del Vaticano, anunciando al mundo que la Iglesia tiene un nuevo líder espiritual. Las campanas comenzaron a sonar en Roma y en diversas iglesias del mundo, mientras miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro estallaron en júbilo.
El anuncio formal llegó minutos después desde el balcón central de la basílica de San Pedro, donde el cardenal protodiácono Dominique Mamberti proclamó el esperado “Habemus papam” y reveló el nombre del elegido: Robert Prevost, originario de Chicago, conocido por su labor como misionero y su experiencia en América Latina.
Apareciendo por primera vez ante la multitud, León XIV impartió la bendición “urbi et orbi” (a la ciudad y al mundo), saludando a una Plaza de San Pedro colmada de banderas y aplausos.
La tradición que sigue tras la elección
Como marca el protocolo vaticano, tras su elección Prevost pasó a la llamada Sala de las Lágrimas, un espacio reservado detrás de la Capilla Sixtina donde el nuevo Papa suele meditar sobre la trascendencia del encargo recibido. Allí eligió su primera sotana blanca, disponible en tres tallas, antes de presentarse al público.
Los cardenales reunidos le prometieron obediencia, completando así uno de los rituales más solemnes del catolicismo. En los próximos días, el nuevo Papa encabezará una misa solemne que servirá como ceremonia inaugural de su pontificado, en presencia de líderes políticos y religiosos de todo el mundo. También recorrerá por primera vez la Plaza de San Pedro a bordo del papamóvil y pronunciará una homilía donde delineará sus prioridades pastorales.
Una celebración multitudinaria
Desde temprana hora, la Plaza de San Pedro comenzó a llenarse de peregrinos, turistas y curiosos que aguardaban con expectativa el desenlace del cónclave. Cuando el humo blanco apareció, los gritos y aplausos se apoderaron del lugar; muchos comenzaron a correr hacia la plaza para presenciar el histórico anuncio.
“Es una sensación increíble”, comentó Joseph Brian, un cocinero de Irlanda del Norte de 39 años que viajó a Roma acompañado de su madre, de 73 años. “No soy demasiado religioso, pero estar aquí con toda esta gente me ha dejado alucinado”.
La atmósfera era de fiesta. Banderas de Brasil, Chile, Polonia, Colombia, Italia y México ondeaban entre la multitud. Algunos rompieron en llanto, mientras otros grababan con sus teléfonos móviles para inmortalizar el momento. Bruna Hodara, brasileña de 41 años procedente de Porto Alegre, no pudo contener la emoción: “¡Habemus papam, bien!”, exclamó mientras capturaba en video la emblemática fumata blanca elevándose sobre el cielo romano.
La Iglesia católica comienza así un nuevo capítulo bajo el liderazgo de León XIV, quien tendrá la misión de dar continuidad al legado de Francisco y afrontar los retos contemporáneos de una institución de 1,300 millones de fieles en todo el mundo.