
Las fuertes precipitaciones dejaron graves estragos en los campos y comunidades del municipio de Metztitlán, provocando pérdidas millonarias y dejando sin alimento a cientos de familias.
Los ejidatarios de Cerro Perdido y Rincón de Cuesquique pidieron a las autoridades federales ayuda urgente con despensas por al menos tres meses, ya que las del gobierno estatal encabezado por Julio Menchaca no han acudido a la zona y las cosechas de maíz se perdieron totalmente.
Durante un recorrido de Excélsior por el área afectada, se confirmó que los sembradíos permanecen bajo el agua, alcanzando niveles de hasta medio metro. Los campesinos lamentaron que su producción de este año se haya perdido por completo.
Según el último reporte municipal, unas 5 mil hectáreas de cultivo permanecen inundadas, lo que representa un golpe total para las familias que dependen del campo. A esto se suma la incomunicación en comunidades como Potrero de Camacho, Tepeyacapa, Tepetatita, Tepetlaco, Mihuatlán, Jilotla e Iliapa, donde los caminos fueron destruidos o severamente dañados, impidiendo el paso de vehículos y el envío de alimentos o servicios médicos.
Debido a la magnitud del desastre, más de 230 elementos de la Secretaría de Marina-Armada de México (Semar) arribaron a la cabecera municipal para colaborar en la apertura de caminos y restablecer la comunicación con las zonas aisladas.
A lo largo del día, personal de la Semar y autoridades locales realizaron un censo preliminar de las comunidades afectadas con el propósito de coordinar la distribución de ayuda humanitaria, atención médica, limpieza de viviendas y planteles escolares, además del traslado de personas con urgencias de salud.
Como parte del primer operativo, cerca de las 11:00 horas un helicóptero Black Hawk de la Semar aterrizó en el campo de futbol municipal con 173 despensas, equivalentes a 1.7 toneladas de víveres y enlatados, destinadas a las familias más perjudicadas por las inundaciones.
Mientras la ayuda llega tanto por aire como por tierra, los habitantes mantienen la esperanza de que las autoridades estatales y federales los respalden en la recuperación de sus cultivos y la rehabilitación de los caminos rurales que permanecen cubiertos de lodo.