
Los restos de María de Jesús Mundo, quien pasó tres años en la sala de espera de la terminal de autobuses de Puebla, fueron finalmente reclamados por una mujer que aseguró ser su hija.
Después de cinco días en el Servicio Médico Forense (SEMEFO), el cuerpo de María de Jesús Mundo fue entregado a una mujer proveniente de Cuernavaca que se identificó como su hija mayor. La mujer viajó para reconocer oficialmente los restos y cumplir con los trámites correspondientes. La Fiscalía General del Estado confirmó que el cuerpo fue entregado este martes para ser sepultado.
María de Jesús, conocida por vivir en condiciones de vulnerabilidad en la Central de Autobuses de Puebla (CAPU), falleció el 24 de julio en el mismo lugar donde residió por más de tres años. Su historia se volvió viral, ya que durante todo ese tiempo esperaba con esperanza el regreso de su hija, de quien decía que había migrado a Estados Unidos y le había prometido volver por ella.
Aunque no se ha verificado si la mujer que reclamó los restos es efectivamente la hija que Doña Mary esperaba, se confirmó que los trámites legales prolongaron la entrega del cuerpo. Durante ese lapso, no se tuvo certeza sobre la identidad de sus familiares.
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La vida de Doña Mary en la CAPU fue marcada por la precariedad y la resistencia. Armada con un bastón, una pequeña bolsa y la esperanza intacta, se convirtió en un símbolo de abandono familiar. Rechazó refugios y ayuda institucional, convencida de que sus hijos volverían por ella.
El DIF estatal difundió varios comunicados para localizar a sus hijos: Alma, Marina Guadalupe y Víctor Manuel, pero ninguno respondió al llamado. Mientras tanto, comerciantes y pasajeros la ayudaban con comida y cuidados básicos. A pesar de sus dolencias, como problemas para caminar e infecciones recurrentes, Doña Mary se mantenía firme en su decisión de no ser llevada a ningún albergue ni permitir que la grabaran.
Su historia generó indignación y compasión en redes sociales, donde miles de personas lamentaron la indiferencia de su familia y destacaron su fortaleza.