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Historias del Coronavirus

Podría imaginar que en una emergencia como la que estamos viviendo, los delincuentes pudieran parar, pero la maldita realidad nos dice lo contrario

Me parece que el ser humano es intrínsecamente malo. Pues podría imaginar que en una emergencia como la que estamos viviendo, los narcos, los delincuentes organizados y desorganizados pudieran parar de seguir cobrando cuentas, secuestrando y matando. Pero la maldita realidad obstinada en reventarnos en la cara, nos dice lo contrario.

Tan solo el 20 de abril se cometieron 114 homicidios, la cifra más alta de este fatídico 2020. Estos hijos de mala madre evidentemente no tienen o no acatarán las medidas de restricción, para ellos su sello es la muerte. No dejan un solo resquicio para que su negocio pueda ser arrebatado.

Pero pensemos, seguramente en estos momentos de cuarentena, tanto los adictos del mercado local como el de Estados Unidos deben de seguir consumiendo de forma muy importante, quizá mayor. Podría resultar paradójico, pero si lo pensamos fríamente, de la misma forma que nuestros geniales gobernantes, pues en el encierro se debe de consumir más droga, igual que alcohol.

En la brillante mente de nuestros gobernantes, el alcohol es el factor que incrementa la violencia intrafamiliar. No es la impunidad, ni la hueva que le da a los servidores públicos iniciar una carpeta de investigación cuando llega una mujer con un ojo morado. Esa es una nimiedad, che vieja por un “putazito” se agüita, ni si quiera las lesiones son de las que tardan en sanar más de 15 días. Pinche pérdida de tiempo. Algo hizo la cabrona.

Toda la historia anterior no es factor para la violencia en contra de las mujeres. La culpa real es de la maldita cerveza y el diabólico tequila.  Me queda claro que sin duda el alcohol es un factor de descontrol de las personas, eso es innegable, pero si fuera el factor que dispara la violencia en las casas, no existiría ninguna justicia para prescribirlo para siempre. Por eso la política pendeja de algunos gobernantes que hacen que se formen enormes filas para avituallarse de unas corintias o unas tecatitas.

Como lo he dicho, las crisis sacan lo mejor y lo peor de la sociedad y gobernantes. Y sin distinción de nivel de gobiernos, pienso que nuestros políticos se han exhibido de una forma grotesca. Una partida de estúpidos que no han estado a la altura de una sociedad preocupada por la salud y la economía.

Finalmente, comparto la opinión de uno de los más experimentados empresarios en materia de seguridad privada, en el sentido de que las calles de México pueden estar más silenciosas, pero no por ello son más seguras. Alejandro Desfassiaux, presidente de Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial, hace énfasis en la falta de liquidez y el empobrecimiento lógico que esta pandemia está ocasionando al país.

De la misma forma, comenta y tiene razón, que la droga se está distribuyendo de la misma forma que llegan los alimentos a las casas. Haciéndose pasar por distribuidores de plataformas de comida y eso los pone en el juego más que nuca. En fin, que no se vendan cervezas, pero que la coca llegue seguro, en tiempo y forma hasta la puerta de la casa. Esto y la inseguridad que se incrementará es parte, lamentablemente, de esta emergencia sanitaria.

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