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Home Office: Esclavismo moderno donde no hay límites en los horarios

Especialistas señalan que el home office debe ser regulado por la autoridad a fin de que las empresas no lo conviertan en una nueva forma de esclavismo

La pandemia por Covid-19 ha traído nuevos retos y adaptaciones para diversos sectores de trabajo, uno de ellos es el trabajar desde casa a través de videoconferencias y conexiones a control remoto, sin embargo, el realizar home office ha traído una especie de esclavismo virtual.

Gran parte de los trabajadores que durante este confinamiento laboran desde sus casas, han declarado que trabajan más que cuando se encuentran presencialmente en sus oficinas. Además, la gran mayoría denuncia que sus jefes exigen que estén disponibles en cualquier horario, provocando estrés, enfado, desinterés laboral y apatía.

De acuerdo con Jesús Uribe Prado, profesor-investigador de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México y especialista en salud ocupacional, algunas compañías han malentendido el trabajo en casa y se aprovechan de la flexibilidad de brinda esta opción, obligando a sus empleados a estar prácticamente todo el día conectados, sin importar horarios ni descansos, pues lo hacen desde sus hogares.

“Con esta crisis sanitaria, la casa ha quedado subordinada al trabajo. En algunos casos se está rompiendo la línea entre lo público y lo privado. Mientras un trabajador habla con su jefe, el perro no tiene derecho a ladrar, el hijo no debe interrumpir para pedir que le cambien el canal de la televisión, ni algún integrante de la familia puede pasearse accidentalmente en calzones delante de la pantalla”, señala.

Y es que si bien el realizar home office tiene muchas ventajas, el lograr un equilibrio entre el trabajo y la atención a los deberes hogareños y la familia, se ha vuelto un verdadero reto.

Esta falta de empatia y respeto para los trabajadores se agudiza más en el caso de las mujeres que deben lidiar con niños pequeños, quienes no logran comprender el por qué “mamá está en casa sin poder estar jugando con ellos”.

“El confinamiento a causa del Covid-19 es una situación extraordinaria y las condiciones en las que se está desarrollando el home office dista mucho de un modelo ideal“, apunta Uribe Prado-

Con la crisis sanitaria mundial, en México las familias se han visto obligadas a permanecer enclaustradas por más de tres meses, bajo situaciones de estrés y hacinamiento, ya que muchos comparten las herramientas digitales y aún más el espacio para poder cumplir con las jornadas laborales y escolares rotándose los horarios.

A esto hay que sumar que algunos malos hábitos del trabajo presencial –saturación de juntas, horas extra no pagadas, maltratos por parte de los jefes directos, largos procesos para tomar decisiones, entre otros— los cuales se han trasladado a los hogares. 

Todos estos factores no son tomados en cuenta por empleadores o jefes, que exigen resultados y productividad, sometiendo a sus trabajadores a estrés, cansancio e inestabilidad emocional.

“Con el pretexto de que el empleado está en su casa, algunas empresas abusan. Por ejemplo, como no invierten tiempo en transportarse a la oficina o en salir a comer, los empleadores tratan de sacar provecho: como siempre, hay hora de entrada, pero prolongan lo más posible el momento para terminar el día o se reducen los tiempos para comida”, refiere el investigador de la UNAM.

El especialista enfatiza que en los nuevos contratos individuales o contratos colectivos de trabajo se debe comenzar a definir los lineamientos y protocolos del trabajo en casa, puesto que este tipo de labor quizá sea una realidad indefinida de la “nueva normalidad”.

Entre los aspectos legales que se deben considerar, señala, además de los horarios de trabajo bien definidos, también se deben de incluir las coberturas de seguridad social, ya que el riesgo de sufrir accidentes dentro de casa durante la jornada laboral también es real, así como la obligatoriedad de brindar descansos cuando un empleado se halle enfermo, tal y como se hace en los trabajos presenciales.

Otro de los aspectos que se deben regular es la “obligación” de instalar en equipos personales (teléfonos y computadoras) softwares de localización y monitorización, los cuales se utilizan para saber cuánto y desde cuándo está conectado un trabajador.

Si un trabajador se accidenta en su casa, durante su jornada laboral a distancia, ¿será catalogado como accidente de trabajo o como enfermedad general? De eso dependerá el monto de la incapacidad. O, ¿quién será responsable en caso de información clasificada de la empresa se filtre, se dé un fraude o un hackeo a través del correo personal de un empleado?”, alerta Uribe Prado.

Por su parte, expertos de la Organización Internacional del Trabajo han advertido en diferentes foros globales la necesidad de que los Estados actualicen sus legislaciones en materia laboral y de derechos humanos.

Un tema donde los debates deben centrarse es en el llamado derecho a la privacidad o la desconexión digital, que es dar garantía a los empleados de no atender comunicaciones, llamadas, mensajes, correos electrónicos o whatsapp relacionados con trabajo fuera de su jornada laboral; ello con el fin de respetar descansos, permisos, días económicos y vacaciones, así como su intimidad personal y familiar.

Países como España, Canadá o Estados Unidos el tema ha sido debatido, y en algunos casos se tienen algunas legislaciones que consideran ese derecho.

En el caso de México la discusión se encuentra en pañales pues apenas en febrero pasado, la bancada de Morena en el Senado presentó una iniciativa al respecto, pero debido a la pandemia su discusión se ha prorrogado.

Asimismo, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social difundió en su portal de Internet una serie de protocolos en los que establece medidas para implementar el teletrabajo en tiempos de Covid-19.

Entre otras cosas llama a respetar la vida privada de los trabajadores y sus horarios. En los hechos, para muchos esto no se está cumpliendo. 

Estos lineamientos se cimientan en cinco principios:

  • Confianza. “El patrón debe aprender a confiar en los trabajadores y estos deben alimentar esta confianza cumpliendo con los tiempos de entrega y garantizando la calidad de su trabajo. Es necesario que exista comunicación constante y que las partes siempre se transmitan la verdad”. 
  • Soberanía del tiempo. “Los trabajadores tienen que ser capaces de administrar su tiempo, equilibrando vida personal y vida laboral. Para ello deben implementarse y respetarse horarios de trabajo, fomentando también la desconexión fuera de estos horarios”. 
  • Respeto de la vida personal. “Es necesario marcar una línea divisoria entre el trabajo y la vida personal. Para ello, el patrón debe respetar y ser flexible con los horarios del trabajador, y este debe ser capaz de distanciarse de la familia para evitar distracciones mientras realiza su trabajo”.
  • Voluntariedad. “El teletrabajo debe ser voluntario tanto para el trabajador como para las empresas”.
  • Reversibilidad. “En la condición actual, el trabajador debe tener la garantía de que su puesto de trabajo presencial estará disponible cuando le sea posible regresar al centro laboral”.

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