
Una huelga del personal obligó al Louvre a cerrar todo el día y puso bajo reflectores una crisis por precariedad laboral y fallas de seguridad recientes
El Museo del Louvre permaneció cerrado al público luego de que su personal iniciara una huelga para denunciar el deterioro de las condiciones laborales, la falta de recursos y los problemas de seguridad que enfrenta la institución. El cierre se confirmó horas después de que, a las 9:00 de la mañana, el recinto no abriera sus puertas como estaba previsto.
La decisión se tomó durante una asamblea en la que alrededor de 400 trabajadores votaron de manera unánime iniciar una huelga prorrogable. La protesta fue respaldada por los sindicatos CGT, CFDT y Sud, que señalaron un deterioro progresivo tanto en el entorno laboral como en la atención a los visitantes.
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Frente a la emblemática pirámide del museo, decenas de empleados se manifestaron con una pancarta en la que se leía: “El Louvre en lucha por unas condiciones de trabajo dignas, el aumento de salarios, más efectivos frente al deterioro del edificio y el proyecto LNR”. El mensaje alude al plan Louvre – Nuevo Renacimiento, anunciado a inicios de año como un ambicioso programa de remodelación.
Representantes sindicales sostuvieron reuniones con autoridades del Ministerio de Cultura, aunque el balance fue negativo. Alexis Fritche, de la CFDT, consideró que los resultados fueron “insuficientes” tras más de dos horas de diálogo. Una nueva asamblea fue programada para el miércoles por la mañana, ya que el martes el museo permanece cerrado de manera habitual.
El cierre tomó por sorpresa a cientos de turistas que se congregaron en el acceso principal. “Estoy muy decepcionado. El Louvre era el motivo principal de nuestra visita a París, porque queríamos ver la Mona Lisa”, expresó Minsoo Kim, visitante surcoreano de 37 años que viaja de luna de miel. En el mismo sentido, Pietra, una turista brasileña de 27 años, comentó: “Muy decepcionada. Solo estamos cuatro días en París y no podremos entrar”.
El museo, que en 2024 recibió cerca de nueve millones de visitantes, atraviesa un periodo complejo desde el robo ocurrido el 19 de octubre, cuando cuatro hombres sustrajeron joyas de la Corona valuadas en más de 100 millones de dólares. A ello se suman el cierre de una galería en noviembre por daños estructurales y una reciente fuga de agua que afectó obras de la biblioteca de Antigüedades Egipcias.
El atraco, perpetrado mediante el uso de un montacargas para acceder a un balcón, evidenció fallas graves en los sistemas de seguridad. Aunque el presidente Emmanuel Macron presentó en enero el proyecto Louvre – Nuevo Renacimiento, el incidente aceleró la presión para una transformación profunda del recinto.
La presidenta del museo, Laurence des Cars, trabajará en conjunto con Philippe Jost, responsable de la reconstrucción de Notre Dame, para impulsar las reformas. “Se tiene que reorganizar el museo en profundidad”, afirmó la ministra de Cultura, Rachida Dati. “Es necesario adoptar medidas indispensables, que van mucho más allá de la protección y la seguridad”.
En paralelo, el Senado mantiene audiencias para esclarecer responsabilidades por el robo. Jean-Luc Martinez, exdirector del Louvre, comparecerá el martes, mientras que Laurence des Cars lo hará al día siguiente. La crisis ha abierto un debate sobre el futuro del museo y la urgencia de cambios estructurales que devuelvan estabilidad y confianza a una de las instituciones culturales más emblemáticas del mundo.







