
La Iglesia católica pidió reconocer y dar voz real a los pueblos indígenas, resaltando su papel esencial en la identidad, la justicia y la armonía ambiental.
En medio de la controversia por el lanzamiento de un calzado de Adidas similar a los huaraches típicos de Oaxaca, la Iglesia católica llamó a reconocer a las comunidades originarias como pilares de la memoria y la identidad.
El editorial del semanario Desde la Fe subrayó que escuchar y atender a los pueblos indígenas “no es un acto de cortesía sino de justicia”. La publicación insistió en que su importancia no debe limitarse a una mención en los libros escolares ni a la admiración de sus artesanías, sino a garantizar que sus demandas sean escuchadas y su participación tenga peso real en las decisiones que afectan su territorio, medio ambiente y estilo de vida.
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“Siguen siendo guardianes de valores esenciales: el respeto por la naturaleza, la centralidad de la familia y la comunidad, la gratitud por los dones recibidos, y la conciencia de que la vida es un regalo que se cuida en cada etapa. Reconocer el valor de los pueblos originarios implica mucho más que admirar su folclore o preservar sus artesanías. Significa abrir un espacio real para que su voz tenga peso en las decisiones que afectan sus territorios, su medio ambiente y su forma de vivir”, señaló el texto.
La reflexión también destacó que estas comunidades recuerdan que el progreso no se mide solo con indicadores económicos, sino con la capacidad de vivir en equilibrio y en paz con el entorno. “Sin ellos y sin su aporte comunitario, el mundo pierde un pilar de identidad”, añadió el editorial.
En otro pasaje, el escrito recalcó que “en tiempos de crisis ambiental y social, estas comunidades no son una nota al pie en los libros de historia: son protagonistas de un modo de vivir que puede ayudarnos a recuperar la armonía con la creación y a sanar heridas profundas. Escucharlos no es un gesto de cortesía; es un acto de justicia y de responsabilidad hacia el futuro común”.
La publicación recordó además las palabras del Papa Francisco en su visita a Chiapas en 2016, cuando pidió perdón a los pueblos originarios: “¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón!, ¡perdón, hermanos! El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita”.
El pronunciamiento cobra fuerza en un contexto global de crisis ambiental y cultural, donde las tradiciones y conocimientos de las comunidades indígenas podrían ser clave para enfrentar los retos del presente y del futuro.