
Desde la reforma de 1997, el esquema de pensiones del IMSS ofrece tres opciones según edad, semanas cotizadas y ahorro acumulado.
El camino hacia la jubilación en México depende, en gran medida, del régimen de pensiones en el que se cotiza. Para quienes se encuentran bajo el esquema de Cuentas Individuales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), establecido con la reforma de 1997, existen tres modalidades que determinan el tipo de pensión a recibir.
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Este sistema, también conocido como Régimen de Contribución Definida, calcula la pensión en función de la edad del trabajador, las semanas cotizadas y el monto acumulado en la cuenta Afore.
Las tres modalidades vigentes
- Retiro Anticipado
Diseñado para quienes no cumplen con la edad o semanas requeridas para las pensiones por cesantía o vejez. El requisito principal es que el saldo en la cuenta Afore permita contratar una renta vitalicia mayor al 30% de la pensión garantizada, una vez cubierta la prima del seguro de sobrevivencia para beneficiarios. - Cesantía en Edad Avanzada
Aplica para trabajadores de 60 años o más, sin empleo vigente y con derechos ante el IMSS. En 2025 se requerirán 850 semanas cotizadas, cifra que aumentará en 25 semanas cada año hasta llegar a mil en 2031. El pago provendrá del ahorro acumulado en la cuenta individual. - Vejez
Disponible a partir de los 65 años con al menos 820 semanas cotizadas en 2025. Al igual que en las otras modalidades, el monto de la pensión dependerá de los recursos en la Afore del trabajador.
Este marco regulatorio busca ofrecer opciones flexibles para que cada persona pueda acceder a un ingreso en la etapa de retiro, adaptado a su historial laboral y capacidad de ahorro.
Con información de Excelsior