
Organizaciones en defensa de los derechos animales han alzado la voz tras la denuncia de un caso de maltrato ocurrido en El Guamúchil, comunidad del municipio de Xichú, Guanajuato, donde durante una celebración local se utilizaron gatos vivos como parte de un acto con pirotecnia.
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De acuerdo con diversas agrupaciones y testimonios difundidos en redes sociales, al menos dos gatos fueron amarrados con fuegos artificiales que fueron encendidos mientras eran perseguidos por menores de edad ante la mirada permisiva de los asistentes.
La colectiva Gaticos León, Gto, denunció el hecho a través de la red social X (antes Twitter), señalando que este tipo de actos no pueden ser justificados bajo el argumento de “usos y costumbres” comunitarios. “Que todo México se entere: en Huamúchil, Xichú, Gto, se justificó el maltrato animal con tradiciones locales. En una fiesta patronal prendieron pirotecnia a gatos”, indicaron.
Lucía Hernández, activista y defensora de los derechos animales, condenó lo sucedido y recalcó que este tipo de actos configuran el delito de crueldad animal, el cual está tipificado tanto en el Código Penal federal como en la legislación estatal de Guanajuato. “No se trata de una cuestión emocional o subjetiva. La crueldad animal implica provocar dolor o sufrimiento deliberadamente a un ser vivo, y la ley lo sanciona”, explicó.
Hasta el momento se desconoce el estado de salud de los animales afectados. Hernández exigió la intervención inmediata de las autoridades para garantizar atención médica veterinaria en caso de que sigan con vida, y pidió que se abran carpetas de investigación en caso de que hayan fallecido.
Asimismo, hizo un llamado directo al presidente municipal, Francisco Orozco Martínez, para que se identifique y sancione a los responsables. También pidió a la gobernadora del estado, Libia García Muñoz Ledo, emitir un posicionamiento claro y contundente frente a lo ocurrido. “El silencio institucional frente a la violencia contra los animales también es una forma de complicidad”, advirtió.
El caso ha generado una ola de indignación a nivel nacional, y activistas insisten en que ninguna tradición puede estar por encima de la vida y el bienestar de los seres vivos.
Con información de Excelsior