La mayoría de las víctimas fallecieron pisoteadas o tras ser sofocadas durante el caos que se produjo tras el encuentro del sábado
El presidente de Indonesia, Joko Widodo, anunció que se suspenderá la competición de la liga de primera división del país, tras los disturbios que dejaron más de un centenar de muertos el pasado sábado.
Indonesia creó este lunes un grupo independiente destinado a investigar la estampida en el estadio de fútbol de Malaing que dejó al menos 125 muertos este fin de semana.
El equipo conjunto de investigación estará formado por funcionarios del Gobierno, de la federación de fútbol, expertos académicos y periodistas, según anunció el ministro de Seguridad, Mohammad Mahfud.
“Se espera que el equipo termine su trabajo en dos o tres semanas”, declaró Mahfud tras una reunión de las autoridades competentes cuyo tema central fue la tragedia.
El ministro, además, reiteró la orden del Gobierno a la Policía Nacional para que investigara a las personas consideradas responsables del incidente y evaluara las medidas de seguridad.
Asimismo, activistas de Derechos Humanos solicitaron que se realice una investigación exhaustiva.
Los comandantes de la Policía y otros oficiales deben rendir cuentas por su decisión de disparar “cantidades significativas y excesivas de gas lacrimógeno, que aparentemente causaron asfixia, y que hicieron correr a la multitud hacia las salidas, donde muchos murieron pisoteados”, denunció el subdirector para Asia de Human Rights Watch, Phil Robertson.
Los partidos de futbol en todo el mundo observaron el domingo un minuto de silencio, para honrar a las víctimas de la tragedia en un estadio de Indonesia que causó la muerte de al menos 125 personas.
La mayoría de las víctimas fallecieron pisoteadas o tras ser sofocadas durante el caos que se produjo tras el encuentro del sábado entre el club local el Arema FC de la ciudad de Malang, ante el Persebaya Surabaya.
Testigos contaron que la policía golpeó a los aficionados con bastones y escudos antes de lanzar gas lacrimógeno directamente a la multitud en un intento de detener la violencia, pero que desencadenó el siniestro.
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CAB
