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Javier Duarte el sinónimo del cinismo

Duarte el cínico
Duarte el cínico

Al pronunciar el nombre de Javier Duarte no cabe otro sinónimo en mi cabeza más que el de cínico, y aunque seguramente tendrá otros tantos (una larga lista), creo que este es el más atinado.

Quedó huérfano desde el temblor de 1985 y fue panadero en el negocio familiar durante su juventud. Gracias al acogimiento de Fidel Herrera Beltrán, figuró entonces hacia su carrera política, precisamente en Veracruz.

En su paso por la política, se colocó como colaborador en la estructura local del PRI, después pasó a ocupar una diputación local, y posteriormente a competir por una curul a nivel federal.

Abandonó su puesto como diputado para ir por la gubernatura de Veracruz, obteniendo el triunfo con la bandera del PRI.

Siempre que aparece como noticia nos sorprende de una u otra manera, por lo que hace, por lo que dice o por cómo le sonríe a las cámaras.

El descaro

Entre otras situaciones, después de haberlo señalado por delitos de lavado de dinero y evasión fiscal, Duarte aseguró que enfrentaría la situación y hasta solicitó licencia al Congreso local desde el 12 de octubre del 2016 para limpiar su nombre y el de su familia, (lo que nos queda claro que no sucedió) dejando entonces a Flavino Ríos al mando de Veracruz.

Tras haberle concedido la licencia, tan solo pasaron un par de días y huyó, se fue, salió como si nada en un helicóptero, siendo que además se emitió una orden de aprehensión en su contra el día 17 de octubre por los delitos de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita pero ya andaba de “viaje”. Qué casualidad, justo cuando decide “limpiar su nombre” se va.

Duarte el cínico
Duarte el cínico

Prófugo de la justicia, le seguían descubriendo sus transas, por ejemplo, en febrero del 2017, el entonces gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, dio a conocer el hallazgo de una bodega con distintos bienes presuntamente propiedad de Duarte, entre los que se encontraban objetos personales de su esposa Karime Macías, destacando el diario con el mantra “sí merezco abundancia”.

Ya es el colmo

La búsqueda se intensificó, tanto que la PGR había ofrecido 15 millones de pesos por información que permitiera la captura de Javier Duarte en noviembre del 2016. Es más, hasta la Interpol intervino y activó una ficha roja para localizarlo.

Luego de seis meses de búsqueda, la noche del 15 de abril del 2017, detuvieron a Duarte en Guatemala. Tras su captura, este hizo un par de declaraciones que seguramente pasarán a la historia. Aunque de forma muy peculiar y a pesar de estar esposado, mostró una sonrisa, sobre la que todos nos hemos preguntado ¿de qué carambas se ríe Duarte?, es una sonrisa que parece burlona, más que de nervios.

Duarte el cínico
Duarte el cínico

En su primera audiencia, justo cuando llegaba alguien entre la multitud tuvo el valor de acomodarle un zape, mientras que Javier solo voltea y como si aún tuviera “poder” parece amenazar con la mirada a quien le propinó el golpe. En su audiencia dijo: “No puedo allanarme, hasta que llegue la solicitud formal de extradición y sea evaluada por mi defensoría”, pobrecillo hombre.

En la segunda audiencia, el 27 de junio del 2017, aceptó con sufrimiento la extradición para enfrentar lo más pronto posible la justicia. Pero, un poco más allá de eso, la sonrisa no se le borra al sujeto y justo saliendo de la audiencia, todavía se toma el tiempo para bromear, antes de subir a la patrulla dice “¡Ya llegó mi Uber!” Así, con ese descaro, con ese cinismo, como si se tratase de un juego, de verdad ¿no es una burla?

Y eso no fue todo en esta audiencia, además se hizo el mártir, diciendo que “no hay una extracción del dinero público”.

En su tercera audiencia, también sonriente, lanzó las mejores frases que tenía guardadas bajo la manga para estos casos, en primer lugar, dijo: “No cometí tales delitos y es mi deseo así acreditarlo ante las autoridades de mi país”… Sin palabras.

Y al final de la audiencia, dejó ver que sabe decir más, aparte de “No tengo ningún comentario”, pues sus palabras fueron: “Tengo algo que declarar… paciencia, prudencia, verbal contingencia, dominio de ciencia, presencia o ausencia, según conveniencia. Muchas gracias”.

Eso nos dejó atónitos a todos, y no es para menos, pues la cita a la que se refería estaba mal.

“En Sevilla hay que tener paciencia y prudencia, verbal continencia; no exhibir excesiva ciencia, y presencia y ausencia, según conveniencia”, es la original.

Ahora que se encuentre en México, veremos de qué manera se lleva a cabo su proceso legal, pues en la cárcel debe de estar, esperemos que el peso de la ley caiga justo en su falta de vergüenza.

 

Xadani Escamilla Islas

 

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