
El estado del césped en el Acrisure Stadium, hogar de los Pittsburgh Steelers, ha generado una fuerte reacción por parte de los jugadores y del Sindicato de Jugadores de la NFL (NFLPA, por sus siglas en inglés), que manifestó su “indignación” ante las condiciones del terreno de juego.
De acuerdo con información obtenida por The Athletic, el sindicato se pronunció de manera oficial tras recibir múltiples quejas de futbolistas que experimentaron resbalones y lesiones durante un partido reciente.
Este no es el primer caso en el que la NFLPA se involucra activamente debido a malas condiciones del campo. En el pasado, ya se suspendieron encuentros —como aquel programado en el Estadio Azteca entre los Rams y los Chiefs— cuando se determinó que el césped representaba un riesgo para los jugadores. Aquella decisión sentó un precedente importante respecto a la necesidad de garantizar entornos seguros para la competencia.
El tema surge en un momento estratégico para la NFLPA, que actualmente impulsa la adopción de estándares de calidad para los campos similares a los que la FIFA exige para torneos como el Mundial. Esta postura contrasta con la realidad de varios estadios en la NFL, donde se prioriza la multifuncionalidad del recinto o la reducción de costos por mantenimiento.
Además del sindicato, miembros del propio equipo de Pittsburgh han alzado la voz. Diversos jugadores de los Steelers han señalado que el pasto del estadio ha sido motivo de preocupación durante esta temporada.
Cameron Heyward, liniero defensivo y representante del equipo ante la NFLPA, fue uno de los primeros en manifestarse públicamente. También lo hizo el mariscal de campo Aaron Rodgers, quien calificó el terreno como “prácticamente injugable” tras el enfrentamiento reciente contra los Cleveland Browns. Durante ese juego, se reportaron múltiples resbalones y deterioro progresivo del campo. Uno de los momentos más comentados fue el intento fallido de gol de campo de Chris Boswell desde 54 yardas, cuando su pie se hundió en el césped, afectando la ejecución de la jugada.
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El entrenador de los Steelers, Mike Tomlin, no evitó el tema y reconoció que el estado del terreno era “deficiente”. Afirmó haber considerado ya el cambio del césped, aunque se mostró optimista en que pronto se realicen las mejoras necesarias.
Cuando un jugador clave sufre una lesión en un campo en malas condiciones, el impacto va más allá del plano deportivo; también se traduce en pérdidas económicas importantes. En este caso, el jugador Miles Killebrew, pieza fundamental en equipos especiales, podría quedar fuera por el resto de la temporada a raíz de una lesión sufrida sin contacto físico, atribuida al mal estado del césped.
Para la NFLPA, este tipo de incidentes va más allá del caso individual: está en entredicho la capacidad de la liga para ofrecer condiciones básicas de seguridad a sus jugadores. En repetidas ocasiones, el sindicato ha señalado que la elección entre césped natural y sintético influye directamente en la frecuencia de lesiones, especialmente en rodillas y tobillos.
Además, el director ejecutivo de la NFLPA, Lloyd Howell, ha citado encuestas internas que indican que el 92 % de los jugadores prefiere el césped natural sobre el artificial, argumentando que ofrece menos desgaste en las articulaciones y reduce el riesgo de lesiones sin contacto físico.