
Un análisis anatómico y científico explora qué tipo de criatura podría ser el Grinch, el icónico personaje verde que desde los años 50 marca la Navidad
Durante la temporada decembrina, figuras tradicionales como Santa Claus, los renos, el Niño Dios o personajes más oscuros como el Krampus ocupan escaparates y hogares. Entre todos ellos, uno destaca por su carácter gruñón y su peculiar apariencia: el Grinch, creación del Dr. Seuss que desde la década de 1950 pasó de villano navideño a ícono cultural.
Su piel verde, ojos amarillos, sonrisa torcida y actitud malhumorada han despertado durante años una curiosidad recurrente. Más allá de la ficción, surge una pregunta que incluso ha llamado la atención de la ciencia: ¿qué tipo de criatura es realmente el Grinch?
La respuesta no es sencilla. Lucy Hyde, profesora de anatomía en la Universidad de Bristol, decidió analizar al personaje desde una perspectiva biológica. Su conclusión fue que el Grinch no pertenece a ninguna especie conocida y que su diseño parece combinar características de varios animales. “Ni siquiera el Dr. Seuss tenía una respuesta”, explicó la anatomista.
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De acuerdo con su análisis, el Grinch sería una mezcla poco convencional de primate, perro, gato e incluso búho. Hyde planteó cómo luciría su cuerpo si fuera estudiado anatómicamente y qué revelarían su esqueleto, musculatura y cerebro sobre su posible origen.
El cráneo del personaje, por ejemplo, reuniría rasgos de primates y caninos, con un hocico corto, mandíbulas fuertes y un cráneo alto que facilitaría gestos exagerados. Sus pómulos anchos permitirían una gran movilidad facial, mientras que la presencia de bigotes, similares a los de un gato, ayudaría a percibir su entorno. En cuanto a la dentadura, esta se asemejaría a la de un chimpancé, apta tanto para desgarrar como para triturar alimentos duros.
Los grandes ojos amarillos del Grinch, orientados hacia el frente, sugieren una actividad crepuscular, comparable a la de gatos y búhos. Su nariz, por su parte, indicaría un olfato muy desarrollado, útil para detectar objetos y regalos ocultos.
Otro rasgo destacado sería su columna vertebral. Según el análisis, esta sería larga y flexible, parecida a la de un gato o un gibón, lo que explicaría su postura encorvada y su capacidad para desplazarse con sigilo. Caminar sobre las puntas de los pies le permitiría moverse sin hacer ruido, una habilidad clave para sus incursiones nocturnas.
Uno de los momentos más recordados del personaje es cuando “su corazón crece tres tallas”. Desde el punto de vista médico, Hyde aclara que no se trata de algo literal, sino de una metáfora. En realidad, lo que se expande es su capacidad emocional y social, reflejando un cambio en su sensibilidad y empatía.
La conclusión de la especialista es clara. Más allá de su anatomía imposible, el Grinch representa la idea de que el cambio es posible, incluso para el personaje más amargado de la Navidad.







