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La delgada línea entre la ley y el agandalle #ElOpinador

La delgada línea entre la ley y el agandalle #ElOpinador

El COVID-19 sigue revelando las cosas que hemos hecho mal y evidenciando la delgada línea entre la ley y el agandalle

Ayer una foto detonó un debate muy interesante en redes sociales. No sólo por el tema en si, sino porque como pocas veces los comentarios estuvieron más del lado de la buena crítica, la reflexión, una búsqueda de hacer las cosas diferentes y sobre todo generar conciencia de lo que estamos haciendo bien o mal. sobre la delgada línea entre la ley y el agandalle.

Claro que no faltaron los comentarios baratos y pobres de inteligencia, pero hasta esos fueron encapsulados por el resto de los usuarios que ya se cansaron del pleito bananero y sin sentido.

Todo empezó por esta foto, en donde se veía a un restaurante suspendido, que decidió abrir sus puertas en semáforo rojo en la Ciudad de México. Bajo el argumento de que los restauranteros están ante una inminente quiebra y pérdida de empleos. 

Por el otro lado, teníamos una foto del ambulantaje en nuestro país. Ese que en la mayoría de los casos no ha dejado de abrir pues para ellos no existen los sellos de suspensión. En una situación en donde ambos tienen familias que mantener, para los dos existe el riesgo de contagio y en donde todos están pasando por una crisis. 

¿Qué hemos hecho directa o indirectamente para poner al ambulantaje donde está? ¿Cuáles han sido las circunstancias que hicieron que esa persona prefiriera el puesto en la calle que el trabajo formal? Han sido falta de oportunidades, comodidad, flojera, política electoral, el camino fácil o un cúmulo de circunstancias que no queremos ver.

Pero también en donde uno genera más empleos e impuestos, de donde por cierto han salido parte de las vacunas que beneficiarán a todos. Lo que generó el eterno debate entre lo legal y lo ilegal, entre la pobreza y la riqueza tanto de ideas, conocimiento y bolsillo. En ese espejo que la pandemia nos vino a poner enfrente y que ahora nos ha caído encima por lo mal que hemos hecho las cosas en ambos lados de la ecuación. 

Por el otro lado ¿qué siente aquel pequeño o mediano empresario que hace todo bien? Que sigue la tramitología, ocupa tiempo en satisfacer a la autoridad y abre su negocio que además de los retos diarios, tendrá que sortear la corrupción y a la violencia. ¿En dónde queda su idea de la justicia, cuanto le ponen a un ambulante en frente?

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Es verdad que hay cosas malas en ambos lados. Evasión de impuestos, compra de votos, explotación laboral, cochupos, mordidas y moches. Pero también es cierto que hoy tenemos que unir esfuerzos para ayudarnos entre todos como sociedad. ¿Por qué no empezar a generar ideas para salir de esta crisis?

Quizá yendo a restaurantes sólo para consumir, dejar propinas y sin socializar. Usemos el comes y te vas de una forma productiva. Cuidémonos en la pandemia, pero también empecemos a trabajar inteligentemente, reinventemos este país, pues esto todavía va a durar.

IPR

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