La desconfianza hacia las vacunas es un problema de salud global, coinciden expertos en la materia

Este es un problema mundial muy complejo, que cambia con rapidez y requiere estrategias que permitan mejorar la aceptación de las vacunas

Pese a que está comprobada la seguridad de las vacunas como producto médico, la creciente desconfianza hacia ellas, sembrada en buena media por los grupos antivacunas que aprovechan las redes sociales para difundir su mensaje, se está convirtiendo en un serio problema a nivel mundial, mermando los avances en los programas de inmunización de las últimas décadas.

Al participar en la mesa “Hacia un mejor control de las enfermedades prevenibles por vacunación, basado en el conocimiento” organizado por una farmacéutica en la Ciudad de México, el Dr. Gary Marshall, académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Louisville, Estados Unidos, aseguró que la vacunación es uno de los mayores logros médicos de la civilización moderna. 

Y por ello es que resulta prioritario en la agenda pública el educar y promover sus beneficios, a manera de contrarrestar el avance constante y sus consecuencias, como es el resurgimiento de enfermedades que hasta ahora habían sido controladas o erradicadas, tanto en México como en el mundo.

“Este es un problema mundial muy complejo, que cambia con rapidez y requiere estrategias que permitan mejorar la aceptación de las vacunas”, dijo el Dr. Marshall, quien también es especialista en pediatría.

Además, en el encuentro se destacó que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), las dudas y desconfianza sobre las vacunas se han convertido a nivel global en una de las principales amenazas a la salud pública.

Al respecto, el Dr. Carlos Franco Paredes, profesor adjunto de Pediatría de la División de Investigación Clínica en el Hospital Infantil de México,Federico Gómez, ejemplicó con la influenza, señalando que la vacuna “se debería ofrecer a toda la población porque los beneficios están comprobados”, como una disminución en el número de niños hospitalizados, así como de las visitas médicas y no se diga de las muertes, dado que “personas que viven con diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares y respiratorias, adultos mayores de 60 años y mujeres embarazadas, son más vulnerables a sufrir complicaciones asociadas a la influenza”.

Al respecto, datos de la OMS indican que a nivel mundial se registran cada año 1.5 millones de muertes infantiles por enfermedades que podrían prevenirse con vacunas ya disponibles. En parte, porque uno de cada cinco niños no tiene acceso a estos medicamentos.

Una prueba de ello, es que solamente en Estados Unidos 80 a 85 por ciento de los niños que pierden la vida por influenza no están vacunados. Y 51.4 por ciento de los que son hospitalizados están catalogados como previamente sanos.

Por esto es que, la OMS incluyó en enero de 2019 al polémico movimiento pseudocientífico en su lista de mayores amenazas a la salud pública de la humanidad, descartando el estudio de 1998 que planteó la posible relación entre la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubéola) y el autismo, pero posteriormente se demostró que era fraudulento y tenía graves sesgos, por lo que fue retirado por la revista que lo publicó.

Lamentablemente, esa publicación creó un estado de pánico que produjo una disminución de las tasas de inmunización y posteriores brotes de esas enfermedades, ys igue siendo su principal argumento.

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