
Lulu, una labrador negra entrenada por la CIA para detectar explosivos, dejó su carrera en 2017 al no mostrar interés en las tareas de detección asignadas
Los perros suelen ser reconocidos por su inteligencia, lealtad y habilidades que los convierten en piezas clave en labores de seguridad y rescate en diferentes partes del mundo. Gracias a su olfato agudo, oído sensible y gran energía, muchos canes son entrenados para desempeñar funciones especializadas en agencias de seguridad, como la detección de explosivos o el rastreo de personas desaparecidas.
Un ejemplo de ello se vivió en la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, donde existe un programa llamado K9, enfocado en preparar a perros para tareas de detección de explosivos y apoyo en operativos de rescate. Sin embargo, no todos los canes están destinados a este tipo de misiones, y Lulu, una joven labrador negra, se convirtió en un caso especial dentro de esta institución.
¿Quién era Lulu? A sus 18 meses de edad, esta labrador ingresó al riguroso entrenamiento de detección de bombas con la CIA. Aunque gozaba de buena salud y era muy inteligente, con el paso de las sesiones quedó claro que Lulu no mostraba interés en las tareas asignadas, a pesar de los intentos de sus entrenadores por motivarla.
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Lejos de concentrarse en el rastreo de explosivos, Lulu prefería descansar y jugar, demostrando que no tenía afinidad por ese tipo de trabajo. Ante esta situación, la agencia tomó la decisión de retirarla del programa, respetando su bienestar y permitiéndole seguir una vida que se ajustara a su personalidad. En su momento, la CIA explicó en redes sociales: “A veces los cachorros se aburren y necesitan más tiempo de juego, a veces necesitan un pequeño descanso, o les afecta una condición médica menor, como una alergia a los alimentos. Pero para algunos perros, como Lulu, queda claro que el problema no es temporal. Por ello, este no es el trabajo para el que están destinados”.
La historia de Lulu se hizo pública en 2017 a través de la cuenta oficial de la CIA en X (antes Twitter), convirtiéndose en un ejemplo de respeto por las necesidades de los animales que participan en tareas de seguridad.
¿Qué sucedió con Lulu después? Según explicó la agencia, cuando un perro no continúa en el programa, el agente responsable del cuidado del animal y su familia tienen la posibilidad de adoptarlo. Así fue como Lulu encontró un nuevo hogar, ya que su cuidador decidió adoptarla, dándole la oportunidad de disfrutar de una vida plena y tranquila.
Hoy, casi una década después de aquel momento, se sabe que Lulu sigue siendo parte de esa familia, donde comparte juegos con los hijos del hogar y pasa sus días explorando el jardín, persiguiendo ardillas y rastreando conejos, viviendo como un perro feliz, en libertad y disfrutando de cada instante, lejos de la presión de los entrenamientos de la CIA.