La Normal de Ayotzinapa, más allá de la noche de Iguala

La Escuela Normal de Ayotzinapa es la única oportunidad que tienen muchos jóvenes que nacieron en las comunidades más pobres del país, ubicadas en Guerrero

La Escuela Normal Rural de Ayotzinapa es una institución educativa de nivel superior ubicada en el estado de Guerrero y forma parte del sistema de escuelas normales rurales, creadas como parte del ambicioso plan de masificación educativa que se implementó en México en la década de 1920, idea que con José Vasconcelos se plasmó en las misiones culturales.

De la mano de Moisés Sáenz, entonces secretario de Educación Pública, el proyecto de las normales rurales tuvo una fuerte base ideológica de transformación social, por lo que terminó siendo semillero de movimientos sociales, y por lo mismo, en las últimas décadas comenzó una estrategia para desmantelarlas.

La Escuela Normal Rural Isidro Burgos fue fundada en 1926 por los profesores Rodolfo A. Bonilla y Raúl Isidro Burgos que, como parte de la política educativa del México posrevolucionario, tenía como punto central la formación de profesores, en un momento histórico en el que el país presentaba un importante déficit de estos profesionales que permitieran abatir el alto grado de analfabetismo entre la población de aquella época. Así, este tipo de escuelas nacieron adeptas a la idea de la educación como un derecho popular.

No obstante, fue tras los hechos del 26 de septiembre de 2014 que la Normal Rural de Ayotzinapa consiguió notoriedad no solo nacional, sino internacional tras la desaparición de 43 de sus estudiantes, en la ciudad de Iguala, presumiblemente a manos de autoridades e integrantes del crimen organizado.

Oficialmente comenzó a operar en 1926, pero en diferentes puntos de Tixtla, el municipio donde se localiza Ayotzinapa, y fue en marzo de 1933 cuando se coloca la primera piedra de lo que son sus instalaciones actuales como internado mixto y como secundaria, integrada por aulas, talleres, dormitorios y campos de cultivo, en un total de 30 hectáreas.  

La Normal de Ayotzinapa forma profesores en Educación Primaria, en Educación Primaria con Enfoque Intercultural Bilingüe y en Educación Física, con una población conformada principalmente por hijos de familias pobres de La Montaña, la Costa Chica y el centro del estado de Guerrero, zonas que registran los mayores índices de marginación y desarrollo humano en México. Además, que el estado, es de los más violentos del país.

Así, por su corte ideológico socialista, a lo largo de su historia ha sido un elemento de tensión con el Estado mexicano, además de que de sus aulas salieron figuras de la guerrilla como Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, que encabezaron dos importantes movimientos combativos en la década de los sesenta y setenta del siglo XX.

Lucio Cabañas fue líder y fundador del Partido de los Pobres, organización guerrillera con una fuerte presencia en el sureste de Guerrero, donde contaba con una base social importante; muriendo en una emboscada durante la Guerra Sucia.

También fue secretario general de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FESCSM), la organización estudiantil más antigua en México, con una línea política de izquierda marxista.

Por su parte, Genaro Vázquez un líder social de gran actividad política a finales d ellos años 1950, como dirigente de la Asociación Cívica Guerrerense, opositora al régimen, siendo encarcelado en 1960 en Lecumberri hasta 1968, pasando a la clandestinidad una vez que fue liberado, para dirigir la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria; muriendo trágicamente en febrero de 1972 en un accidente automovilístico en la carretera México-Morelia.

Además de su ideología marxista-leninista, que queda de manifiesto en los murales   con rostros de Lenin, Marx, el Che Guevara y otras figuras revolucionarias, distribuidos alrededor del patio central, una de las críticas que han hecho algunas voces no solo de esta, sino de todo este modelo educativo del que forma parte, es que sea una escuela que permanentemente se mantiene combatiendo la injusticia social.

Esto a través de un autogobierno de estructura paralela a las autoridades escolares, con un orden jerárquico piramidal, encargada de “adoctrinar ideológicamente a los estudiantes de nuevo ingreso”, bajo un esquema con rasgos paramilitares en el que se les exige jurar lealtad absoluta, acusan los detractores. Así como una serie de actividades que hacen cada año para obligar al gobierno en turno para que no dejen de asignarles recursos, como de que abran la convocatoria escolar, a fin de no perder el registro oficial.

Así, estemos a favor o en contra de la corriente ideológica o el esquema con el que funciona la de Ayotzinapa, lo innegable es que las Escuelas Normales Rurales son la única oportunidad que tienen muchos jóvenes que nacieron en las comunidades más pobres del país, tanto para acceder a una educación que ayude a mejorar su realidad inmediata, como para que el país tenga profesionales en educación, dispuestos a alfabetizar en esas mismas comunidades apartadas y casi siempre abandonadas.

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