
El nuevo pontífice estadounidense-peruano visitó dos lugares marianos emblemáticos, destacando su compromiso con la continuidad espiritual y pastoral de su predecesor.
En su primera salida oficial tras ser elegido como el 267º papa de la Iglesia católica, León XIV realizó un gesto cargado de simbolismo al visitar la tumba del papa Francisco en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma. Este acto, ocurrido el sábado 10 de mayo de 2025, evidenció su intención de seguir el legado de humildad y servicio de su antecesor.
La jornada del pontífice comenzó con una visita no anunciada al Santuario de la Virgen del Buen Consejo en Genazzano, un lugar significativo para la Orden de San Agustín, a la cual pertenece. Allí, León XIV oró ante la imagen mariana y compartió momentos con los fieles presentes, reafirmando su devoción y conexión con sus raíces religiosas.
Posteriormente, el papa se dirigió a la Basílica de Santa María la Mayor, donde descansan los restos de Francisco, fallecido el 21 de abril. En un acto de recogimiento, León XIV se arrodilló ante la tumba, depositó una rosa blanca y rezó en silencio, mientras los presentes lo recibían con aplausos y muestras de afecto.
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Estas visitas reflejan la intención de León XIV de mantener una continuidad con el pontificado de Francisco, destacando valores como la humildad, el servicio y la devoción mariana. Además, el nuevo papa ha expresado su deseo de seguir el ejemplo de León XIII, enfocándose en temas sociales y adaptando la misión de la Iglesia a los desafíos contemporáneos.
Con estos primeros gestos, León XIV establece las bases de su pontificado, marcado por la continuidad espiritual y un compromiso renovado con los principios que guiaron a sus predecesores.