
El nuevo líder de la Iglesia católica, nacido en Estados Unidos y naturalizado peruano, celebró su primera misa como papa tras ser elegido en el cónclave más diverso de la historia.
La Iglesia católica tiene un nuevo rostro al frente. León XIV, primer papa originario de Estados Unidos y nacionalizado peruano, ofició este viernes su primera misa como sumo pontífice, marcando el inicio de una nueva etapa que promete continuidad con el legado de Francisco, pero también un estilo pastoral propio.
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Con 69 años, Robert Francis Prevost fue elegido como el 267° sucesor de Pedro tras un cónclave caracterizado por su pluralidad: 133 cardenales electores de más de 70 países se congregaron bajo los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, configurando el proceso más global en la historia reciente de la Iglesia.
La elección de León XIV —el primer pontífice en portar ese nombre desde 1903— tomó por sorpresa a muchos, incluyendo a los fieles que este viernes colmaron la Plaza de San Pedro. Desde Jerusalén, la feligresa austríaca Barbara Boterberch opinó que se trata de “un papa inmigrante”, destacando la diversidad cultural del nuevo líder espiritual de 1.400 millones de católicos.
Prevost nació en Chicago en 1955, en una familia de raíces españolas y francesas. Su trayectoria incluye una larga etapa misionera en Perú, donde llegó a ser obispo de Chiclayo y adquirió la ciudadanía. Desde entonces, ha sido una voz firme en temas sociales, particularmente en defensa de los migrantes. Incluso antes de ser elegido papa, ya había criticado duramente las políticas migratorias del expresidente estadounidense Donald Trump.
Curiosamente, fue justamente el cardenal Timothy Dolan, cercano a círculos republicanos en Washington, quien habría jugado un rol clave en su elección, negociando apoyos dentro del cónclave, según informes de la prensa italiana. La candidatura de Prevost, respaldada también por cardenales de África y Asia, terminó superando al favorito inicial, el italiano Pietro Parolin.
Un mensaje de reconciliación
En su primer discurso como pontífice, León XIV instó a “construir puentes” y llamó a todos los pueblos a trabajar por la paz, en un tono conciliador que ha sido bien recibido por líderes internacionales. Las felicitaciones llegaron desde gobiernos de América, Europa y Asia, incluyendo mensajes de respaldo de Estados Unidos, Colombia, México, Rusia y Ucrania.
El expresidente Trump expresó públicamente su entusiasmo: “Estoy deseando conocer al papa León XIV. ¡Será un gran momento!”, comentó, calificando como “un honor” que el nuevo papa provenga de su país.
El próximo domingo, León XIV impartirá la bendición Regina Coeli desde el balcón de la Basílica de San Pedro, y el lunes se reunirá con la prensa. Su misa de investidura oficial, aún sin fecha definida, convocará a líderes religiosos y jefes de Estado de todo el mundo.
Retos para una nueva era
La llegada de León XIV se produce en un momento crítico para la Iglesia. A los escándalos por abuso clerical y la disminución de vocaciones, se suman desafíos globales como los conflictos armados, el avance del populismo y la emergencia climática.
Analistas coinciden en que su elección representa una apuesta por la continuidad, pero con mayor estructura interna. Se espera que el nuevo papa adopte un estilo más formal que el de su antecesor, sin perder la sensibilidad pastoral que lo caracteriza.
“Estamos en buenas manos”, opinó desde Filipinas el sacerdote Michael Angelo Dacalos, quien celebró la elección del nombre papal, evocando a León XIII, conocido por su compromiso con la justicia social.
Con una visión global y voluntad de diálogo, León XIV asume el liderazgo de una Iglesia que busca renovarse sin romper con su esencia.
Con información de Excelsior