
La Ley 73 del IMSS llega a su etapa final y dejará de admitir nuevos beneficiarios; todos los futuros pensionados entrarán al esquema de la Ley 97
La histórica Ley 73 del IMSS, vigente desde 1973, está entrando en su fase final. Este régimen, destinado a trabajadores que iniciaron cotizaciones antes del 1° de julio de 1997, dejará de admitir nuevos beneficiarios, marcando el cierre de un modelo de pensiones que garantizaba un ingreso vitalicio basado en salario y semanas cotizadas.
Este sistema ofrecía seguridad financiera a quienes lo eligieron, siempre que cumplieran con los requisitos establecidos: tener al menos 60 años para cesantía avanzada o 65 para pensión por vejez, acumular un mínimo de 500 semanas cotizadas, no estar afiliados al IMSS al iniciar el trámite y conservar sus derechos, evitando periodos prolongados de inactividad laboral.
Los últimos beneficiarios de la Ley 73 serán quienes iniciaron su vida laboral antes del 1° de julio de 1997, es decir, personas nacidas en 1979 o antes. Expertos señalan que para 2044 la mayoría de estos trabajadores ya estarán jubilados, consolidando así el cierre práctico de este régimen.
A pesar de que el sistema dejará de recibir nuevos solicitantes, las pensiones ya otorgadas continuarán pagándose de manera indefinida. A partir de ese momento, todos los nuevos pensionados se incorporarán al esquema de la Ley 97, basado en cuentas individuales de Afore, donde el monto dependerá de los ahorros acumulados y los rendimientos obtenidos. Este modelo ya no garantiza una pensión vitalicia, por lo que cada trabajador será responsable de construir su propio fondo de retiro mediante aportaciones voluntarias y decisiones financieras acertadas.
Las principales diferencias entre ambos esquemas son claras: la Ley 73 asegura un ingreso vitalicio calculado en función del salario y las semanas cotizadas, mientras que la Ley 97 depende de los recursos acumulados en la Afore y del rendimiento de dichos fondos, ofreciendo mayor incertidumbre financiera.
Frente al fin de la Ley 73, los especialistas recomiendan a los trabajadores jóvenes fortalecer su educación financiera, realizar aportaciones voluntarias a la Afore y diversificar el ahorro con instrumentos a largo plazo como fondos de inversión o seguros para el retiro, con el fin de garantizar un retiro estable y seguro.