
Con una historia que refleja las dificultades de la niñez migrante, un libro infantil en zapoteco de San Lucas Quiaviní busca preservar la lengua y visibilizar el desarraigo
Geraldina y Ana López Curiel, hermanas y docentes, han dado vida a un proyecto literario único con la publicación de Banya, zhyap colory bany (Banya, la niña color de barro), el primer libro infantil en zapoteco de San Lucas Quiaviní, Oaxaca, con el objetivo de visibilizar la migración desde la perspectiva de la niñez indígena y, al mismo tiempo, preservar su lengua originaria.
Durante la presentación realizada en el Centro Cultural El Pochote, en Tlacolula de Matamoros, las autoras destacaron que la historia está inspirada en sus vivencias al presenciar la partida de familiares y vecinos que abandonan la comunidad en busca de un mejor futuro, dejando atrás hogares y vínculos afectivos. “Salir adelante y ofrecer algo mejor a la familia”, señalaron, es un anhelo que impulsa esas decisiones, pero del que poco se habla en relación con los efectos que deja en los niños.
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El libro, bilingüe en zapoteco y español, relata la historia de Banya, quien enfrenta la ausencia de su padre tras migrar para trabajar en la ciudad y, posteriormente, la experiencia del traslado de toda la familia a la urbe. En ese nuevo entorno, la protagonista se topa con discriminación y burlas por no dominar el español, situación que profundiza su sentimiento de soledad. “Al llegar a la escuela fue un martirio. Debido a que ella no hablaba bien el español y, cuando trataba de acercarse y hablarle a los demás, ellos se reían y terminaban alejándose y burlándose. Se sentía tan sola. La única que se le acercó y le habló fue Sara, una niña de una comunidad también”, describe uno de los pasajes del libro.
Además de ser un testimonio de la migración y el racismo que enfrentan niñas y niños indígenas, el proyecto busca rescatar la lengua zapoteca de San Lucas Quiaviní, con un formato amigable para las infancias. La obra contó con el respaldo del Zapotec Language Institute, el acompañamiento de los investigadores Felipe Hernández López y Brook Danielle Lillehaugen, del Haverford College, Filadelfia, así como el apoyo de estudiantes chinos en la edición y de la ilustradora Michaela Richter.
Este libro se suma a los esfuerzos comunitarios y académicos por mantener viva la lengua zapoteca, fomentando el orgullo cultural y sensibilizando sobre las realidades que enfrentan las infancias migrantes, quienes, pese a los obstáculos, cargan con la esperanza de un mejor futuro mientras conservan su identidad.