
Autoridades de California confirmaron el hallazgo del cuerpo de la triatleta Erica Fox, una semana después de desaparecer tras un ataque de tiburón en Santa Cruz
El cuerpo de la triatleta estadounidense Erica Fox fue localizado una semana después de que desapareció mientras nadaba en aguas abiertas frente a la costa de Santa Cruz, en California, tras lo que autoridades calificaron como un ataque de tiburón.
El hallazgo ocurrió la tarde del sábado, cuando equipos de búsqueda encontraron los restos de la deportista al sur de Davenport Beach. El cuerpo fue localizado aún con su traje de neopreno negro y a aproximadamente 40 kilómetros del sitio donde fue vista por última vez, de acuerdo con información confirmada por autoridades locales.
La identidad de la víctima fue corroborada por su esposo, Jean-Francis Vanreusel, quien había participado activamente en las labores de búsqueda desde el inicio de la emergencia. Fox había desaparecido el pasado 21 de diciembre mientras realizaba una sesión de nado junto a su pareja y otros 13 integrantes de un club local de natación en aguas abiertas.
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Vanreusel se encontraba a unos cien metros detrás de ella cuando ocurrió el ataque. Testigos relataron que un tiburón emergió brevemente antes de volver a sumergirse, lo que detonó un amplio operativo encabezado por la Guardia Costera, con apoyo de agencias estatales y voluntarios.
Durante una procesión realizada en la costa por miembros del club Kelp Krawlers, del cual Fox fue cofundadora, su esposo recordó la forma en que la atleta enfrentaba la vida y el deporte. “No quería vivir con miedo. Vivió su vida plenamente”, expresó ante decenas de personas que acudieron a rendirle homenaje.
Las autoridades informaron que la triatleta portaba una banda antitiburones en el tobillo, un dispositivo electromagnético diseñado para reducir el riesgo de ataques, lo que ha generado debate entre especialistas y nadadores sobre la eficacia de estos mecanismos en mar abierto.
El caso ha causado una profunda conmoción en la comunidad local. Se trata del segundo ataque mortal registrado en la zona en más de 70 años y del segundo incidente grave que involucra a integrantes de los Kelp Krawlers en poco más de tres años.
Entre los nadadores persisten el temor y la incertidumbre. “No sabemos todavía qué haremos a continuación”, reconoció una integrante del grupo, reflejando el impacto emocional que ha dejado la tragedia en una comunidad unida por el deporte y ahora marcada por el duelo.







