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Lucas Alamán, un personaje más allá del nombre de tu colonia

Lucas Alamán estaba convencido de que la democracia por vía de la elección popular era nefasta y que la religión católica debía defenderse a como diera lugar

Historiador y político mexicano, Lucas Almán es considerado el más insigne intelectual del conservadurismo mexicano del siglo XIX, cuya muerte un 2 de junio de 1853, significó, entre muchas otras cosas, el fin de la esperanza de controlar a Antonio López de Santa Anna.

Impulsor de la industrialización de México, para Lucas Alamán la base de la igualdad política y social del individuo era la enseñanza: “Sin instrucción no hay libertad, y, cuanto más difundida esté aquélla, tanto más sólida se hallará ésta.”

Su nombre, que ha dado pie a bautizar varias colonias, vialidades y escuelas de México, se vio manchado por la trágica muerte de Vicente Guerrero, evento en el que tuvo una participación que hasta la fecha no se ha podido determinar con absoluta precisión.

Hombre de gran cultura y experiencia que nutrió con dos viajes a Europa, el primero en 1814 con objeto ver mundo y de perfeccionar sus conocimientos de botánica y mineralogía; tuvo la oportunidad de conocer a grandes personalidades europeas de su momento, como madame Recamier, Alejandro von Humboldt, Benjamín Constant.

Su segundo viaje al viejo continente fue de una naturaleza distinta a finales de enero de 1821, cuando zarpó del puerto de Veracruz con destino a España investido como diputado a Cortes con la representación de la provincia de Guanajuato.

Inició en ese momento una carrera de 32 años en el servicio público, tiempo en el que desempeñó los más altos cargos de la República y desde ellos, operó para que Chiapas decidiera su incorporación al pacto federal, advirtió del riesgo de que México perdiera la provincia de Texas e intentó llevar a cabo un programa de colonización para evitarlo.

Lucas Alamán fundó el Banco de Avío, refundó el Archivo General y Público de la Nación y en su tiempo libre mostró su faceta de historiador en su célebre Historia de Méjico, obra que, pese a sus defectos, es una referencia inexcusable para el estudio de nuestro pasado.

De ideología conservadora, se comportó en cambio como un verdadero progresista en el terreno industrial y económico. De él dijo Humboldt que era una de las inteligencias mejor cultivadas que había conocido.

Como buen conservador, Lucas Alamán estaba convencido de que la democracia por vía de la elección popular era nefasta y que la religión católica, así como su jerarquía eclesiástica, debían ser defendidos a todo trance.

El 28 de mayo de 1853 le diagnostican pulmonía y durante los siguientes días, Lucas Alamán experimenta severos dolores e intensa fiebre que le provoca delirios, hasta que muere en su casa, rodeado de su familia, la madrugada del 2 de junio de 1853.

La muerte lo sorprendió cuando ostentaba, por tercera vez, la cartera de Relaciones Exteriores, período en el que, además, había conseguido la creación del Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio. Lucas Alamán falleció el día 2 de junio de 1853 de una pulmonía.

Tras su deceso, Santa Anna comenzó a implantar en México su particular visión del pensamiento conservador, convirtiendo en ridículo el proyecto político que Lucas Alamán habría deseado desarrollar.

Con información del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM)

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