
El presidente Nicolás Maduro anunció que la Navidad en Venezuela iniciará el 1 de octubre de 2025, una práctica que ha repetido en años de crisis
Nicolás Maduro volvió a sorprender a los venezolanos al decretar que la Navidad comenzará oficialmente el 1 de octubre de 2025. Se trata de una decisión que ya se ha aplicado en años anteriores y que, más allá del aspecto festivo, responde a intereses políticos, económicos y sociales. El anuncio fue realizado durante la transmisión de su programa semanal “Con Maduro +”, emitido por la televisora estatal VTV.
“Vamos a aplicar la fórmula de otros años, que nos ha ido muy bien, para la economía, la cultura, la alegría, la felicidad, y vamos a decretar que desde el 1 de octubre arranca la Navidad en Venezuela, otra vez, este año también”, declaró el mandatario, al tiempo que afirmó que esta medida busca “defender el derecho a la felicidad” de la población.
La decisión ocurre en un contexto marcado por el aumento de tensiones con Estados Unidos, país que ha reforzado su presencia militar en el Caribe. El gobierno venezolano interpreta este movimiento como una posible amenaza y, en paralelo, utiliza la festividad como un instrumento para fortalecer la cohesión social.
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Entre los objetivos oficiales de adelantar la Navidad destacan la activación temprana del comercio, el fomento de manifestaciones culturales como los villancicos, las gaitas y las hallacas, así como el incremento en la entrega de apoyos sociales mediante el sistema CLAP, que incluye la distribución de alimentos y perniles.
No es la primera vez que se recurre a esta estrategia. En 2024 se implementó tras unas elecciones cuestionadas por la oposición y por observadores internacionales, mientras que en 2020 y 2021 se utilizó en medio de la pandemia, apagones y fuertes tensiones políticas.
El impacto sobre la ciudadanía es diverso. Por un lado, los sectores populares reciben con anticipación bienes de consumo y alimentos, lo que representa un alivio temporal. Los comerciantes, en tanto, registran un aumento en las ventas debido a que la temporada festiva se extiende por más de dos meses. Sin embargo, también hay críticas de la Iglesia Católica y de opositores, quienes consideran que se trata de un uso propagandístico de una tradición religiosa.
Para otros sectores, la prolongación de la temporada navideña puede provocar desgaste social o restar valor a la festividad, aunque al mismo tiempo refuerza prácticas culturales profundamente arraigadas. En cualquier caso, la medida es vista por analistas como un recurso del gobierno para desviar la atención de problemas estructurales, como la inflación, la escasez de productos básicos o las tensiones políticas internas.
El decreto presidencial, que convierte a Venezuela en uno de los pocos países en iniciar oficialmente la Navidad tan temprano, refleja una estrategia que combina elementos simbólicos con objetivos de control político y económico. Mientras algunos celebran la posibilidad de extender las fiestas, otros lo interpretan como una muestra más de la fragilidad institucional y social que atraviesa el país.