
Más de 400 músicos internacionales, incluidos Massive Attack y Rina Sawayama, retiraron su música de Israel como protesta por la violencia en Gaza
En un acto sin precedentes, más de 400 artistas y sellos discográficos internacionales decidieron retirar su música de plataformas digitales en Israel como protesta contra la violencia en Gaza. Bajo la campaña denominada “No Music for Genocide”, músicos de renombre como Massive Attack, Rina Sawayama, Primal Scream, Japanese Breakfast y King Krule se sumaron a esta acción que busca visibilizar la situación en Palestina y ejercer presión política desde el ámbito cultural.
El boicot cultural implica bloquear la música de los artistas participantes dentro de Israel y se inspira en movimientos similares del pasado, como el boicot al apartheid en Sudáfrica. Los promotores de la campaña aseguran que la cultura y el arte tienen un papel activo en la resistencia y en la denuncia de injusticias. “Nuestro trabajo creativo nos da poder y agencia… cuando lo usamos juntos, añadimos presión unificada a un movimiento global que exige terminar con la impunidad”, señaló la organización en un comunicado.
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Massive Attack se ha destacado por ir más allá del boicot al país, al romper públicamente con Spotify a nivel global debido a la inversión de la plataforma en Helsing, una empresa de inteligencia artificial militar. La banda británica expresó: “El dinero ganado con el esfuerzo de los fans y el trabajo creativo de los músicos está financiando tecnologías letales y distópicas. Enough is more than enough”. Spotify respondió que Helsing es una compañía independiente que “solo apoya la defensa europea frente a la invasión rusa”, aunque la decisión de Massive Attack de desvincularse de la plataforma se mantiene firme.
Otros artistas que se unieron al boicot incluyen Faye Webster, Amyl and the Sniffers, Soccer Mommy, Godspeed You! Black Emperor, Wu Lyf y Deerhoof. Bandas como King Gizzard and the Lizard Wizard optaron por trasladar su música a Bandcamp bajo la modalidad “paga lo que quieras”, registrando un aumento inmediato en reproducciones.
El movimiento “No Music for Genocide” busca demostrar que la protesta artística puede ser un instrumento de presión global y que la industria cultural tiene la capacidad de influir en debates políticos y sociales. Al bloquear su música en Israel, los artistas participantes envían un mensaje claro: la cultura no puede permanecer indiferente frente a situaciones que consideran violaciones graves a los derechos humanos.
Con esta acción, la música deja de ser solo entretenimiento y se convierte en un canal de denuncia y solidaridad, subrayando la responsabilidad de la comunidad artística en asuntos internacionales y recordando que las expresiones culturales también tienen un poder político.