
La estrategia conjunta pone especial énfasis en atacar la estructura financiera del narcotráfico.
México y Estados Unidos refuerzan cooperación contra drones criminales y redes del fentanilo. Los gobiernos de México y Estados Unidos acordaron fortalecer su coordinación en materia de seguridad mediante el uso de herramientas tecnológicas y de inteligencia para contener ataques con drones en la frontera común, así como endurecer el combate financiero contra los cárteles dedicados al tráfico de fentanilo.
El entendimiento se alcanzó durante la segunda reunión del Grupo de Implementación de Seguridad (SIG), realizada el 11 de diciembre en la Ciudad de México. Tras el encuentro, el Departamento de Estado de Estados Unidos informó que ambas delegaciones coincidieron en la necesidad de “conectar plataformas analíticas” para prevenir, detectar y responder a incidentes relacionados con aeronaves no tripuladas en la zona fronteriza.
El acuerdo se da en un contexto de creciente preocupación por el uso de drones adaptados por el crimen organizado, fenómeno que ha escalado hasta convertirse en una prioridad de seguridad nacional para ambos países, descritos en el comunicado oficial como “socios soberanos”.
Más allá del componente tecnológico, el eje central de la reunión fue el combate al tráfico de fentanilo. Las seis agencias estadounidenses participantes, junto con sus contrapartes mexicanas, definieron como objetivo principal reducir las muertes por sobredosis que cada año afectan a miles de personas en Estados Unidos.
La estrategia conjunta pone especial énfasis en atacar la estructura financiera del narcotráfico. El SIG acordó impulsar acciones contra instituciones financieras y personas que facilitan la producción, distribución y comercialización del opioide sintético y de sus precursores químicos.
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Asimismo, la cooperación bilateral se ampliará a rubros sensibles que históricamente han generado fricciones, entre ellos: acelerar los procesos de extradición de objetivos prioritarios; reforzar el decomiso de activos para debilitar la capacidad operativa de las organizaciones criminales; e iniciar investigaciones conjuntas sobre el robo de hidrocarburos, conocido como huachicol, una de las principales fuentes de financiamiento ilícito en México.
Un elemento relevante del comunicado del Departamento de Estado es el compromiso de ambas delegaciones para desarticular lo que Washington clasifica como “Organizaciones Terroristas Extranjeras”, además de otros grupos delictivos, con el fin de cortar sus flujos de recursos.
México y Estados Unidos acordaron dar seguimiento inmediato a estos compromisos en una nueva reunión programada para enero de 2026. Este encuentro marca la segunda cita de alto nivel en materia de seguridad, luego de que en septiembre ambas naciones firmaran un acuerdo para fortalecer el intercambio de inteligencia y las acciones conjuntas contra la violencia en ambos lados de la frontera.







