México y su larga historia de asilo político

El expresidente boliviano Evo Morales no es el único personaje que ha sido beneficiado por México en materia de asilo político

México se ha caracterizado a lo largo de la historia por su tradición en materia de brindar asilo a quienes no pueden regresar a su país de origen debido a un temor fundado de persecución, conflicto, violencia u otras circunstancias que hayan perturbado seriamente el orden público y que, como resultado, requieren protección internacional.

Cuando el asilo político se concede a personas que se encuentran en lugares que por las convenciones diplomáticas se consideran una extensión del territorio nacional, tales como la sede de embajadas o consulados, la residencia del embajador o los buques de guerra anclados en puertos extranjeros, se lo denomina asilo diplomático.

Así, el asilo político no es más que la protección que brinda el Estado mexicano a un extranjero perseguido por motivos o delitos de carácter político.

Como ayer lo informó la cancillería, el primer ordenamiento en materia de asilo data de 1853, cuando México y Colombia suscribieron un tratado de no extradición por delitos políticos.

En este sentido, la lista de asilados es larga y variada; algunos considerados polémicos y otros hasta heroicos.

Uno de los más recordados es el asilo político de José Martí, el poeta cubano que llegó a México acusado por la corona española de traición. Aquí estuvo entre 1875 y 1877.

También Víctor Raúl Haya de la Torre, un político peruano que, después de oponerse a la dictadura de Augusto Leguía, fue encarcelado. tras una huelga de hambre, pudo salir de prisión y recibió asilo en México entre 1923 y 1930.

En 1937, el político y revolucionario ruso León Trotsky llegó a nuestro país huyendo de Stalin. En 1940 fue asesinado en su casa de Coyoacán.

En 1939, el gobierno de Lázaro Cárdenas abrió las puertas del país a miles de españoles que huían de la guerra civil que había explotado en 1936, tras el golpe de estado del dictador Francisco Franco.

En 1949, el cineasta español obtiene la nacionalidad mexicana, tras años de residir en nuestro país y haber filmado la mayoría de sus películas, como “Nazarín” y “Los olvidados”.

Si bien Buñuel fue un director de cine, tras su exilio de Francia que lo llevaría a Estados Unidos, el destino lo llevó a vivir en “resguardo” en México hasta convertirse en ciudadano más y morir en julio de 1983.  

En 1973, tras el golpe de estado en chile por parte de Augusto Pinochet, la familia del presidente Salvador Allende encontró la salvación en el asilo que les ofrecieron las autoridades mexicanas. Luis Echeverría envió un avión para sacar a la esposa del derrocado Salvador Allende. 

En 1975, el cantautor Joan Manuel Serrat estaba en México cuando en España se ejecutó el fusilamiento de un grupo de militantes del FRAP y ETA -acusados de varios policías-, condenando al régimen franquista y las medidas represivas, al ser cuestionado al respecto.

A raíz de estas declaraciones tuvo que exiliarse durante un año en México, debido a la orden de búsqueda y captura que se emitió contra él.  

En 1979, el Sha de Irán, Mohamed Reza Pahlevi, se asiló en México tras ser derrocado por la revolución islámica.

Ese mismo año, el expresidente argentino Héctor José Cámpora fue asilado en México luego de que en 1976 intentaran matarlo durante un Golpe de Estado.

Un año después, Rigoberta Menchú también recibió este beneficio luego de que su familia fuera torturada por el gobierno guatemalteco.

Y de los casos más recientes destaca cuando en 2009 el gobierno mexicano encabezado por Felipe Calderón, envió un avión para recoger a Manuel Zelaya, depuesto presidente de Honduras tras un golpe de estado; pero, al final, el asilo político no prosperó.

De esta manera, esta semana se escribe un nuevo episodio en la historia de la tradición de asilamiento político en México, el de Evo Morales.

Pero ojo, es muy importante saber diferenciar el refugio o asilo, que de la condición de migrante.

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) explica que la tendencia a confundir a los refugiados y los migrantes, o referirse a los refugiados como una subcategoría de migrantes, puede tener graves consecuencias para la vida y la seguridad de las personas que huyen de la persecución o el conflicto.

Dejando en claro que sin lugar a dudas, todas las personas que se desplazan entre los países merecen el pleno respeto de sus derechos humanos y su dignidad, los refugiados son un grupo específicamente definido y protegido en el derecho internacional, porque la situación en su país de origen les imposibilita el regreso a sus hogares, por lo que llamarles por otro nombre puede poner sus vidas en peligro.

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