
El 10 de marzo de 2025, Moscú fue blanco de un “ataque masivo” de drones ucranianos, según lo informado por el alcalde de la ciudad, Serguéi Sobianin.
El ataque, que ocurrió a cientos de kilómetros de la frontera ucraniana, es uno de los más significativos en el conflicto entre ambos países, especialmente dada la rareza de ataques de este tipo en la capital rusa. La defensa antiaérea del Ministerio de Defensa de Rusia logró derribar 58 drones, aunque los restos de algunos cayeron en áreas residenciales, causando daños a edificios, ventanas rotas y agujeros en los tejados.
Medios rusos difundieron imágenes de los daños provocados por los drones, que mostraron escombros esparcidos por las calles y daños significativos a la infraestructura local. A pesar de los esfuerzos de las autoridades para minimizar el impacto, los servicios de emergencia se encontraban trabajando en las zonas afectadas para mitigar los efectos del ataque y brindar apoyo a los residentes.
Este ataque se produjo horas antes de una importante reunión en Arabia Saudita entre delegaciones de Estados Unidos y Ucrania, en la que se discutirá un plan para una tregua parcial con Rusia. El conflicto, que ya lleva más de tres años, se encuentra en un punto crítico, con la presión internacional creciendo por la necesidad de encontrar una solución que permita cesar la violencia..
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El ataque a Moscú resalta la intensificación de la guerra en varias frentes, incluso en áreas previamente consideradas seguras dentro de Rusia. La comunidad internacional observa con atención este tipo de incidentes, que podrían alterar aún más las dinámicas del conflicto y las negociaciones diplomáticas entre las naciones involucradas.
Este incidente también subraya el uso creciente de drones en la guerra moderna, una táctica que ha demostrado ser eficaz para lanzar ataques a larga distancia, como en este caso, donde el alcance de los drones ucranianos puso a prueba las capacidades de defensa de Moscú.