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Muere el exdictador guatemalteco Efraín Ríos Montt; es enterrado de forma exprés

Condenado por genocidio, el exdictador guatemalteco Efraín Ríos Montt murió a los 91 años sin cumplir sentencia firme después de que un tribunal anulara el juicio por los crímenes durante su gobierno

El exdictador Efraín Ríos Montt, que tomó el poder mediante un golpe de Estado en marzo 1982 y encabezó uno de los períodos más sangrientos de la guerra civil guatemalteca en la que se pretendió eliminar a la guerrilla marxista, murió el domingo por la mañana a los 91 años de edad.

El Congreso de Guatemala sopesó la posibilidad de rendirle honores al exgeneral acusado de genocidio pero apenas pisó la cárcel, sin embargo, la familia optó por un funeral exprés: Sus abogados informaron del deceso a causa de un infarto la mañana del domingo y por la tarde, su cuerpo ya había sido enterrado en un cementerio local. “Mi padre murió libre, recuérdenlo todos, libre”, subrayó su hija Zury Ríos a modo de epitafio al darle un último adiós junto a familiares, amigos y militares que le rindieron honores castrenses.

Uno de sus abogados, Luis Rosales, ya había indicado que “murió en paz y tranquilo”, con la convicción de que “aquí no hubo genocidio”, pero la fiscalía de Guatemala y sus víctimas piensan todo lo contrario.

“La historia lo condenó por genocidio”, podía leerse en una pinta frente al Palacio Nacional escrita por Paulo Estrada, hijo de Otto René Estrada, uno de los desaparecidos durante la guerra. Estrada tenía el domingo sentimientos encontrados porque el exdictador fue llevado ante la justicia, pero “no pagó por todos sus crímenes”.

En 2013, Ríos Montt fue declarado culpable de genocidio y delitos de lesa humanidad; condenado a 80 años de prisión por la masacre de 1,771 indígenas de la etnia maya ixil, pero el fallo fue anulado rápidamente y se ordenó un nuevo juicio para decepción de las víctimas y los activistas por los derechos humanos, que anhelaban verlo condenado por las atrocidades cometidas durante sus 17 meses en el poder.

En 2018, ya iniciado el segundo juicio “especial”, el tribunal lo juzgó en ausencia y representado por sus abogados debido a sus problemas de salud. De esta forma, con su muerte termina la persecución penal contra el exdictador que murió sin pagar prisión por los miles de crímenes de guerra de los que fue señalado por la fiscalía. Solo pasó tres días en la cárcel.

Héctor Reyes, abogado de las victimas dijo que su casa fue su cárcel y que las enfermedades que lo afectaron tras la condena fueron las que finalmente lo llevaron a la muerte. “El general no murió en la impunidad, fue encontrado culpable y nadie pudo revertir eso”, dijo el abogado y agregó que para las víctimas la sentencia sigue firme.

Conocido por infundir miedo y por pronunciar discursos a gritos, Ríos Montt fue una de las personalidades más influyentes de la política guatemalteca durante más de tres décadas. Nació el 16 de junio de 1926 en Huehuetenango, en el occidente del país, en el seno de una familia católica conservadora e ingresó al ejército como cadete en 1946. A lo largo de su carrera militar pasó por casi todos los rangos, desde jefe de pelotón hasta secretario de Defensa, y alcanzó el máximo grado, general de brigada. En la década del 50 asistió a la Escuela de las Américas.

Ríos Montt se postuló a la presidencia en 1974, pero perdió en medio de denuncias de fraude y fue a la embajada guatemalteca en Madrid como agregado militar.

En marzo de 1982 tomó el poder mediante un golpe de Estado, suspendió la constitución, disolvió el Congreso e inició una campaña implacable de contrainsurgencia que provocó miles de muertes. De acuerdo con una comisión de la verdad de la ONU, las peores atrocidades de la guerra civil de 1960-1996 se cometieron durante su gobierno.

Su gobierno se caracterizó por jueces enmascarados que presidían juicios sumarios de presuntos subversivos, y por los mensajes religiosos que el dictador -convertido al cristianismo evangélico- pronunciaba por televisión los domingos por la noche.

 

Según la ONU, unas 245.000 personas murieron o desaparecieron durante la guerra civil, muertes atribuidas casi en su totalidad al ejército o grupos paramilitares.

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