
En 2025, los dueños de perros que muerdan a personas en vía pública en la CDMX pueden enfrentar multas, arrestos o trabajo comunitario.
En la Ciudad de México, tener una mascota implica responsabilidades que, de no cumplirse, pueden derivar en sanciones económicas o incluso arrestos. A partir de 2025, si un perro muerde a una persona en la vía pública, el dueño se expone a sanciones claras y severas estipuladas en la Ley de Cultura Cívica local, con multas que pueden alcanzar más de cuatro mil pesos, además de otras consecuencias administrativas.
Las disposiciones establecen que cuando un perro causa lesiones a una persona que sanan en menos de 15 días, el caso se considera una infracción contra la dignidad de las personas. En este escenario, el propietario deberá asumir la responsabilidad del incidente bajo las siguientes condiciones:
- Participar en un proceso de conciliación para reparar el daño.
- Cumplir un arresto de entre 20 y 36 horas.
- Realizar trabajo comunitario por un periodo de entre 10 y 18 horas.
La gravedad de la sanción aumenta si la víctima pertenece a un grupo vulnerable, como menores de edad, adultos mayores, personas con discapacidad o mujeres lactantes. En esos casos, las autoridades contemplan una aplicación más rigurosa de las sanciones disponibles.
Si además se comprueba que el animal no estaba controlado con correa al momento del ataque, la falta se agrava. La ley contempla una sanción económica que va de 11 a 40 Unidades de Medida y Actualización (UMA), lo que equivale en 2025 a una multa que oscila entre 1,244 y 4,425 pesos.
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Cabe resaltar que, incluso si no hay agresión alguna, pasear a un perro sin correa también constituye una infracción. El simple hecho de llevar a una mascota sin este elemento de control puede derivar en una multa del mismo rango: entre 11 y 40 UMA. Dependiendo del contexto, también pueden imponerse hasta 24 horas de arresto o de 6 a 12 horas de trabajo comunitario.
Estas medidas tienen como objetivo fomentar la tenencia responsable de animales de compañía y proteger la integridad de quienes transitan por calles, parques y espacios públicos de la capital.
La legislación es clara en que no existen excepciones por raza, tamaño o comportamiento del animal. Esto significa que no importa si se trata de un perro pequeño, aparentemente inofensivo, o de una raza considerada dócil: todos deben cumplir con las normas de seguridad al salir a la vía pública.
Además, se recomienda que aquellos perros con tendencias nerviosas o agresivas usen bozal como precaución adicional. Esta medida no es obligatoria por ley, pero sí es sugerida por las autoridades como una acción preventiva que puede evitar situaciones de riesgo para terceros.
Las autoridades de la Ciudad de México hacen un llamado a la población para que adopte prácticas responsables al momento de convivir con mascotas, especialmente en espacios compartidos. Mantener el control de los animales en todo momento es una obligación que va más allá de la convivencia: se trata también de respetar los derechos de los demás.