
Miles de admiradores revivieron el histórico concierto que el Divo de Juárez ofreció en Bellas Artes en 1990, proyectado en pantallas gigantes en el corazón de la capital.
El Zócalo de la Ciudad de México se transformó en un enorme escenario de nostalgia y emoción durante el homenaje a Juan Gabriel, donde miles de fanáticos se reunieron para revivir uno de los momentos más icónicos de su carrera: el concierto que ofreció en 1990 en el Palacio de Bellas Artes.
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“Mi madre me dio la vida, pero Juanga las ganas de vivir”, decía una de las pancartas que ondeaban entre el público. Eran las ocho de la noche y, bajo el cielo oscuro de la capital, tres enormes pantallas proyectaban al Divo de Juárez en plena entrega, tal como ocurrió hace 35 años.
En aquella época, su presentación en Bellas Artes rompió esquemas: el recinto era reservado para expresiones consideradas de “alta cultura”, pero Juan Gabriel desafió toda etiqueta y demostró que la música popular mexicana también merecía ese escenario.
Décadas después, su voz volvió a llenar una plaza pública. Desde Yo no nací para amar hasta Adiós amor, te vas, miles de personas corearon cada canción como si el artista aún estuviera vivo. Familias enteras, jóvenes y adultos mayores disfrutaron el video entre aplausos, risas y lágrimas.
Cuando comenzaron los primeros acordes de Amor eterno, el ambiente se volvió solemne. El público guardó silencio por unos segundos y después acompañó al cantante en un coro multitudinario que resonó entre los edificios históricos del primer cuadro de la ciudad.
Algunos asistentes acudieron caracterizados con trajes negros y dorados o camisas coloridas inspiradas en las distintas etapas del intérprete. Otros replicaron su peinado característico y sus gestos sobre el escenario, reviviendo su inconfundible energía.
Este homenaje coincidió con el lanzamiento de la serie documental “Juan Gabriel: Debo, puedo y quiero”, dirigida por María José Cuevas y estrenada en Netflix, donde se muestran imágenes inéditas del artista en su entorno más íntimo.
Entre recuerdos, música y lágrimas, la noche en el Zócalo confirmó una vez más que la voz y el legado de Juan Gabriel siguen vivos en el corazón del pueblo mexicano.
Con información de Excelsior







