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Nayib Bukele pide a los jóvenes pandilleros alejarse de la violencia

Nayib Bukele confirmó que sigue vigente el estado de emergencia decretado la última semana en todas las prisiones del país

Nayib Bukele, presidente de El Salvador, llamó este domingo a los jóvenes pandilleros de su país para que abandonen dichas estructuras violentas que delinquen, tras advertirles que la Policía y ejército los perseguirá

“Paren de matar, paren de asaltar, desarticulen esa estructura podrida, váyanse a sus casas (…) ¿cuál es el futuro que les queda?: la muerte o la cárcel”, advirtió el mandatario en una conferencia de prensa, acompañado de su gabinete de seguridad, en la que recordó que la esperanza de vida de un pandillero es de solo 25 años.

En el caso del país centroamericano, las pandillas cuentan con un aproximado de 70,000 miembros, de los cuales casi 17 mil están encarcelados, y en su mayoría pertenecen a la Mara Salvatrucha (MS-13) y al Barrio 18.

Según Nayib Bukele, las maras “han mantenido en zozobra” a los salvadoreños por lo que les instó a sus miembros a dejarlas “antes de que se extingan con ellas”y porque “todavía tienen tiempo de irse”.

Y es que, El Salvador es uno de los países sin guerra más violentos del todo el mundo con un promedio de 51 homicidios por cada 100 mil habitantes en 2018, en su mayoría atribuidos a las pandillas.

Así, durante la segunda quincena de junio el gobierno lanzó un plan para ejercer un control en 16 municipios, incluyendo la capital con el fin de evitar delitos como las extorsiones.

Como parte del plan de seguridad del recién llegado presidente de El Salvador, desde el 21 de junio dos mil 700 pandilleros fueron trasladados de una cárcel a otra para cortar sus canales de comunicación con el exterior, pese a que las compañías de telefonía habían bloqueado las señales alrededor de los presidios.

Además, confirmó que sigue vigente el estado de emergencia decretado la última semana en todas las prisiones, con lo cual el encierro en las celdas es de 24 horas, sin derecho a visitas, entre otras restricciones.

En virtud de los nuevos planes de seguridad, el mandatario ordenó terminar con la separación que desde hace 15 años tenían los grupos de pandillas en los diferentes penales del país. Ahora deben compartir las cárceles, aunque todavía permanecen en pabellones diferentes.

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