
A un mes de la explosión de una pipa de gas en La Concordia, la investigación reveló negligencias de la empresa Silza y del conductor que manejó 16 horas seguidas
A un mes del estallido que cobró la vida de 31 personas en el puente de La Concordia, Iztapalapa, las autoridades confirmaron que la empresa Silza incurrió en graves omisiones de seguridad y en la violación de normas de transporte. El chofer del vehículo, identificado como Fernando “N”, conducía desde Veracruz rumbo a la Ciudad de México con más de 16 horas al volante, superando el límite legal permitido de 14 horas en un periodo de 24.
La titular de la Fiscalía General de Justicia, Bertha Alcalde, informó que la primera fase de la investigación —que incluye 273 peritajes en 16 especialidades— confirmó múltiples fallas de gestión de riesgos. La empresa no aplicó exámenes médicos al conductor antes del viaje ni le otorgó la capacitación requerida para operar una pipa con gas LP.
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El perito en tránsito terrestre, Víctor Garduño Sánchez, señaló que “la causa del incidente fue la falta de pericia y el exceso de velocidad del conductor”. De acuerdo con los registros, la unidad circuló a 108 kilómetros por hora a las 10:25 horas, 100 a las 11:51 y 106 a las 12:00, superando ampliamente el límite de 80 kilómetros por hora establecido para este tipo de vehículos. Además, el chofer sólo descansó 15 minutos durante más de seis horas de manejo, pese a que la norma exige pausas de al menos 30 minutos por cada cuatro horas de trayecto.
El siniestro, ocurrido el 10 de septiembre, dejó además 59 personas heridas, 44 con pérdidas materiales y 52 vehículos dañados, incluidos cuatro del transporte público. Los peritos determinaron que la fuga de gas generó una onda expansiva de 180 metros y una ignición desde el exterior del camión, aunque aún no se precisa qué provocó la chispa inicial.
La fiscal Bertha Alcalde adelantó que la dependencia buscará una reparación integral del daño. Si las víctimas no aceptan un acuerdo reparatorio, la FGJ procederá con la imputación de la empresa Silza por homicidio, lesiones y daños culposos.
En el sitio de la tragedia, vecinos y comerciantes mantienen viva la memoria de las víctimas. “Escuchamos una explosión y empezamos a correr, después vimos una nube inmensa de fuego”, recordó Karen, vendedora de flores que presenció el desastre. En honor a los fallecidos, colocó un ramo y encendió una veladora junto al mural erigido en su memoria.
La comunidad aún intenta sobreponerse al impacto de una tragedia que, según los peritajes, pudo haberse evitado con un cumplimiento básico de las normas de seguridad.